El sentido de la fiesta


Aunque le cueste creerlo: la fiesta viene del culto. Allí donde se deteriora la cultura, el culto, se pierde el sentido de la fiesta.

La antigua Academia de Platón dedicaba al culto una parte importante de sus actividades. De este sentido de la academia han nacido todas las instituciones dedicadas a la formación filosófica en Atenas. Había, por ejemplo, en la Academia un encargado de los sacrificios. ¿Por qué esto ha sido así?

En principio, hemos perdido en buena parte el sentido del ocio. Nos hemos metido en un turbulento sinsentido del trabajo. El descanso no es una fiesta, sino parar en el trabajo para seguir luego trabajando.

Para empezar, el significado de la palabra griega ocio es "escuela", lugar donde se da la educación. Y el "no-ocio" es el origen del latín "neg-otium". Si todo lo convertimos en "negocio", se acaba entonces el "contemplar", ese mirar receptivo de las cosas, sin esfuerzo, ese "oído atento al ser de las cosas", que diría Heráclito. De ahí la distinción entre razón (ratio) e intelecto. El intelecto va "recibiendo" lo descubierto por el pensar discursivo de la razón. No es trabajo. Es un conocimiento espiritual, es sobre-humano, aunque acompañe siempre el acto de conocer.  En este caso, lo pacífico acompaña a la dificultad. Por eso las artes más libres son en tanto se relacionan con la filosofía.

La aprehensión de  las cosas es lo fundamental, no el esfuerzo empleado en una tarea. El amar al enemigo no es por sí lo más meritorio aunque implique mucho esfuerzo; es el triunfo del amor lo verdaderamente importante. 

El bien no es la fatiga.

NOTA: Trataremos más adelante este tema, complejo de suyo.


 


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