Periodismo: ¿Testimonio de la verdad?


Si el periodismo no es "testimonio de la verdad", para nada sirve. No importa si el medio elegido para contar a los demás un suceso, se apoya en el papel, en las ondas de la radio o televisión, en las  redes sociales o la palabra hablada. 

En uno de los diálogos más relevantes de la historia, de esto hace ya dos mil años, se intercambian en pocas palabras, ideas que todavía hoy se cuestionan en los cafés, en las tertulias de amigos y en las entrevistas en los media

El intercambio al que aludimos se da entre el gobernador romano en la tierra de Judea Pilato y Jesús, al que le llaman Mesías, Cristo, Hijo del hombre, y para no faltar, también lo llenan de insultos en diferentes lugares de su recorrido por las tierras de Israel, a pesar de que "todo lo hizo bien". Pilato va a tener la oportunidad de conocer personalmente a quien tanto revuelo causa en sus dominios. El rumor, como  ocurre hoy, se difundía por todas partes, y quienes tenían evidencia sobrada para conocer la verdad, no "querían" aceptarla porque no se adaptaba a su conveniencia. Sabían por la Escritura , y así lo confiesan, citando de memoria al profeta: "en Belén de Judá...saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel". 

Sienten temor ante la verdad, como le ocurre al rey Herodes cuando los Magos venidos del Oriente, le preguntan por ese recién nacido cuya estrella habían visto brillar en su lugar de origen. Ese  no querer aceptar la verdad le lleva a desear su muerte. De igual manera, los sumos sacerdotes no quieren reconocer a Jesús como Mesías, y para librarse de la responsabilidad de su deseo de darle muerte, se lo entregaban Pilato para que él apruebe su deseo.

Pilato pudo, como muy pocos, estar a solas con su creador, y le pregunta: ---Vamos a ver: "¿Eres tú",  como dicen, "el rey de los judíos"? Jesús respeta la libertad del gobernador, y prefiere saber de primera mano de dónde nace la inquietud de la pregunta, y le responde con el fin de llegar a su intimidad y, desde ahí, dialogar con él: "---¿Dices esto por ti mismo o te lo han dicho otros de mí?"

El gobernador trata de escabullir su responsabilidad personal, diciendo: ---"Soy yo acaso judío"?, y transfiere su cargo de juez a Jesús para que él mismo  confiese su culpa: ---"¿Qué has hecho"?

Jesús le responde repitiendo dos veces el mismo hecho, un hecho sorprendente para  quien ocupa está encargado de la ley y el orden en la provincia de Israel: ---"Mi reino no es de este mundo", es decir, yo no estoy compitiendo contigo por el poder, pues "mi reino no es de aquí", pero sí, como tú has dicho: ---"...yo soy rey"... he venido al mundo "para ser testimonio de la verdad". El que es de  la verdad, "escucha mi voz".

De nuevo Pilato, trata de evadir el planeamiento de Jesús, y pregunta, retóricamente: ---"¿Y qué es la verdad?". La respuesta, ayer y hoy, como cantaría el solista Bob Dylan, natural de la pequeña ciudad portuaria de Minnesota, "is blowing in the wind" (la respuesta está en la suave brisa). 

Pues bien, hasta el día de hoy, se siguen haciendo la misma pregunta, no sólo el hombre de la calle, sino quienes profesionalmente deberían dedicarse de oficio a buscarla. Pero se dedican más bien a hurgar en la intimidad de las personas con el fin de causarles daño o de alimentar a los hambrientos de novedades malsanas.

Pocos negarían, hoy como ayer"  que conviene "que un hombre muera por el beneficio del pueblo", tal como los sumos sacerdotes le plantean a Pilato para salirse con la suya. ¿Pero desde cuándo el eliminar a alguien se relaciona con la verdad? ¿Y basado en qué principio se puede airear algo, aunque sea verdadero, que puede acabar con el derecho a la honra que tiene toda persona?

Así, quedan establecidos dos puntos a tener en cuenta a la hora de lidiar con la noción de verdad: que lo dicho, pensado o hablado, coincida con la realidad. Segundo, eso que objetivamente se puede considerar como verdad, en caso de querer hacerlo público, debe contribuir al bien de las personas, su honra, al honor debido a toda creatura (El hecho de que una persona se ofrezca a posar o exhibirse delante de los media no invalida ese punto, pues se denigra a sí misma, y sería un "mal", como hoy viene a ser tan común).



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