La Inmaculada: Patrona de 22 países, ¡a deseo de que le pidan!



La Inmaculada Concepción, tal como se definió ella en las apariciones de Lourdes, Francia, en 1858.




La huella de la evangelización ha dejado un rastro imborrable en el amor a la Virgen Maria, especialmente en los pueblos de América Latina. Y se vuelca su maternidad en detalles sin cuento.

Las apariciones en México ocurrieron en 1531, a un indígena llamado Juan Diego. Son incontables las maravillas concedidas por la Virgen de Guadalupe  en todos los países en donde se le venera, y no podemos detenernos en este punto.

Únicamente quisiéramos resaltar un detalle de las apariciones a Juan Diego. Cuando éste trata de esquivar la cita que tenía  con ella por haber atendido a su tío Bernardino, gravemente enfermo. Pero la Virgen le salió al encuentro en su nuevo trayecto. Ante las disculpas de Juan Diego, la Virgen le dice ---y este es el punto central de nuestro relato---: "¿Acaso no estoy yo aquí que soy tu madre?".

Resulta admirable que María nos venga a recordar esta verdad, revelada al pie de la Cruz de su Hijo, al entregarle como hijo al apóstol Juan: "Ahí tienes a tu hijo". La Virgen no se ha olvidado de este nombramiento, y lo tiene como un gran honor. Y como en el caso de Juan Diego, asoma un cierto desencanto cuando no acudimos a ella en medio de nuestras necesidades, no importa cuáles sean.

La Inmaculada le manifiesta  su condición de Inmaculada a Catalina Labouré en la inscripción de la medalla ovalada leída en una visión en 1830: "María, sin pecado concebida...". Vale la pena destacar aquí también el significado de la representación de la Virgen en la medalla. De sus manos salen unos rayos y no todos llegan al suelo. Al preguntarle por qué dijo que los rayos más cortos eran aquellas gracias que no acababan de pedirle, y los más largos eran las gracias concedidas. Vemos aquí, como en el caso de la Virgen de Guadalupe, la disposición de María a conceder  lo que le pidan..., pero no acaban de hacerlo, y también se define como la "Virgen perfecta".

En las 18 apariciones de Lourdes, en 1858, también en Francia, "'la Virgen se presenta como la "Immaculada Councepciou" (en el lenguaje patois de la zona) a la joven Bernadette. 

Estas apariciones de la Virgen María tienen algunos elementos en común. Ya hemos citado el deseo de la Virgen de que le pidan "gracias" que está dispuesta a conceder.  Además, en los tres casos, las personas de las apariciones son pobres, sin educación alguna y sin relevancia social. Pero en cada una de las apariciones se les da el encargo de diseminar los mensajes a todo el mundo.

Es decir, como en el caso de los "pastores" de Belén, el Señor elige a los que son nada en este mundo, socialmente hablando, para llevar a los demás el mensaje de salvación. Como siempre, es Él quien hace las cosas, imposibles para el hombre, como fundar una Iglesia por medio de unos pobres apóstoles.



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