Los "mass media", van minando más, si cabe, su propio prestigio


A veces, el contenido también importa.



Aún recuerdo los días de estudiante cuando hablar de prestigio profesional en los mass media era referirse al New York Times, a Le Monde en la prensa escrita, y a la BBC en radio y televisión. Pero, esas son cosas del pasado.

Los periódicos mencionados son ahora presa de una radicalismo de izquierda tan fuera de los "hechos" que dejan sin atractivo su lectura porque no se llega a ninguna parte, especialmente a la verdad, que es sin duda el fin de todos los medios de comunicación, y de toda persona hablante, trabaje o no en ellos.

La revelación reciente sobre la entrevista de la BBC a la princesa Diane, ha hecho saltar por los aires al  este medio inglés por antonomasia, donde la mentira y el soborno fueron las maneras para conseguirla, hace ya más de 20 años. Es decir, la corrupción ya se venía dando, y ahora a saltado a la palestra.

Se pueden citar otros media de países con una tradición honorable en el quehacer periodístico como el caso de la CNN de Estados Unidos, donde uno de sus periodistas más agresivos de primer nivel, ha distorsionado las noticias referidas a su hermano, el gobernador del estado de Nueva York, Cuomo. 

Se solía decir que quien manipulaba una noticia en Estados Unidos, ya no volvía a coger la pluma, para indicar el rigor de moverse en torno a la verdad de los hechos en la información. Desafortunadamente ya no es así. Y dilucidad si la influencia de lo inmoral de este proceder es un eco del ambiente social, o, por el contrario, los media van contagiando y corrompiendo con su quehacer las costumbres sociales.

Por no dejar, el periódico El Pais de España ha tocado también fondo en su apuesta por ganar la carrera de la información. Grandes, y no tan grandes, plumas del oficio de informar se han puesto al servicio de las ideologías de moda. Se da el caso, por ejemplo, que personas descreídas o contrarias a la fe católica, son las encargadas de tocar los temas referidos a la moral, a la educación o a las decisiones vaticanas sobre temas de espiritualidad. Es como si se quisiera dar una corrida de toros, de la mano de un domador de osos.

En resumidas cuentas, los media no sólo están perdiendo prestigio; pierden clientes y dinero. Son muchos los media que han dejado el  mercado de la información. Ya nadie sabe qué es verdad, y cada uno se siente titulado de decir como si supiera lo primero que ha escuchado en las "redes", en la calle, o en mercado de esquina. 

A veces, el contenido también importa. En eso se notan los buenos profesionales de los media.


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