Fin de año 2018: ¿celebramos?


¡Feliz año 2019!



Veamos si, por fin, celebramos el "fin de año".

En primer lugar, las cosas que valen la pena, no pasan de moda y, una y otra vez, tocan a nuestra puerta. Depende de cada uno si abre, aunque sea un resquicio, esa entrada. La vida está ahí, todavía, aunque duela en algunos casos seguir viviendo. No hay otra cura para el dolor de cualquier tipo, que asomarse al dolor ajeno, al máximo dolor, sin encerrarse en uno mismo.

Aislarse siempre es malo. Kierkegaard, tan citado, daba como paradigma de la felicidad el abrir las puertas hacia fuera. De lo contrario, la "soledad" unida al dolor se torna insoportable por una sencilla razón. Hemos sido creados por el amor para amar. Es decir, el imperativo de este paradigma pasa por el encuentro con el otro, con una persona. Y con la puerta cerrada o abierta hacia nuestro interior, mirando sólo ese "padecimiento" no se llega a ninguna parte. Cuanto más duela, más urgente resulta ese abrirse a ese otro. Claro está, la contrariedad no se quita como por ensalmo, pero en ese encuentro se "comparte" lo oneroso de la carga.

En segundo lugar, todo lo salido de control, fuera de lugar, en cualesquiera ámbito de la vida, por causas ajenas al querer nuestro, cada quien en la medida de sus posibilidades debe participar a resolver con acierto ese problema. A veces, lo único razonable es rezar pues no se vislumbra el camino a seguir. Es el caso de la política en el país de México. Todo está en paz, pero es una especie de "clama chicha" debido a los cambios de planes de un día para otro. Nadie sabe a ciencia cierta el rumbo del actual gobierno. Ahora bien, esta inseguridad se da en muchos otros lugares del mundo, acosados como están por mil necesidades materiales y espirituales.

Por tanto, sí hay siempre una gran esperanza dentro de las penurias y contratiempos. Motivo entonces para dar gracias por todo el año pasado,  pidiendo con esperanza a ese nuevo año todo lo necesario para ir caminando de la mano de Santa María, cuya fiesta celebramos mañana, primer día del año, pues no todo se acaba con las oscilaciones de la Bolsa de Valores y del Mercado. Gracias a Dios.

Es decir, es el eterno motivo del caminar en la vida: dar gracias por lo recibido, y pedir con esperanza por todo aquello que necesitamos de ayuda y,  aparentemente, es un contratiempo. No podemos dejar solos a los políticos. Sería una insensatez.

A todos los pacientes lectores de estas líneas, ¡Feliz Año!







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