Dado así el estado de las cosas, ¿en dónde ponemos nuestra esperanza?

esperanza







San Pablo es un genio (además de santo): tiene respuesta para todo.


¿Qué acerca de la salvación? ": el Evangelio, es su propuesta.  Pero, ¿cómo?: "...es la fuerza de Dios para todo el que cree" Y añade, sin más: "El justo vivirá por la fe".

Las cosas no andan bien que digamos. No es la observación de un pesimista. Es la conclusión de quien anda metido en los afanes de nuestro tiempo, y, por diversos canales, le llegan noticias de mal agüero.

Cambiar de canal, irse a lo sobrenatural, se puede interpretar, con razón, como un escape cómodo. Por lo menos hay un escape, para el que cree. Si no se cree, se cierra el mundo y no hay manera de buscar un resquicio.

Y es que, vuelve san Pablo con su análisis, la impiedad e injusticia de loso hombres "aprisionan la verdad en la injusticia". 

Dadas así las cosas, ¿qué se puede hacer? Estamos viviendo en la ficción. Por eso se requiere de tantas representaciones, actuaciones falaces, de personajes que "jactándose de sabios se volvieron necios". 

Como no se ve claro lo que Dios es o pueda ser, hagámonos un becerro para tener algo tangible a lo que adorar. Y ahí están la retahíla de actrices y actores infames, prestos siempre a dar escándalos con sus vidas llenas de vacío. 

La inteligencia, una vez más, no ha querido ver a Dios "a través de sus obras", y sólo nos queda elegir una de las dos partes propuestas por el cardenal africano, Sirah, en su reciente libro: Dios o nada. Así pues, al querer con la voluntad la incredulidad, sólo nos queda la nada

Con razón, entonces, las cosas no marchan. La verdad se ha quedado en manos de la injusticia. Por tanto, pretender la justicia en este mundo está en chino, y muchos hacen, "entregados a sus pasiones infames", presos como están de su "mente insensata", con la aprobación de los sistemas "legales", lo que se debería reprobar.

Lo apasionante de una visión así, resulta de saber que se dará "a cada cual según sus obras", fruto de una justicia diáfana, concordante con la ley natural y las luces de la conciencia de cada hombre en particular. Lo que nunca podrá justificar ninguna conciencia alegando que no sabía o que su situación personal le llevó a realizar lo torpe de suyo,  por ejemplo, el turismo de los pederastas, cuyas víctimas infantiles no cesa de aumentar en todo el mundo (acaban de informar del número anual de estas visitas infames en Méjico: "alrededor de 20 mil").

Salvos en esperanza, "nuestra salvación es en esperanza", arropada por la paciencia en este tiempo presente:  lo malo nunca será bueno. Mientras dure el amor, todo es para bien... aunque duela, a costa también de las tribulaciones.

Y el premio, excelso, porque hay premio...y castigo, será para siempre.  También hoy celebramos a las "benditas lamas del purgatorio", que también esperan, con nosotros, el reinado de la justicia, junto a la naturaleza entera.

Desde aquí, podemos ayudar a esas almas en su espera.







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