Recordar, para conseguir la paz, que el hombre es un ser en relación


El hombre es un ser ene relación. Dios mismo lo afirma desde el principio de la creación: la conveniencia de que el hombre nunca esté solo. Y el matrimonio se confirma como  "unitivo", además de procreativo para contribuir a este fin.

La ciencia de la comunicación muestra su nobleza cuando  estudia realmente  el ser humano en relación. El hombre no está hecho para la soledad. Incluso quienes por vocación se retiran del mundo, lo hacen sin duda para mantener una relación más cercana con su creador.

La "palabra" es el origen de la vida y el medio de comunicación por excelencia. El hombre, al ver las cosas, recibe una sensación íntima, un sentimiento acaecido de manera espontánea. Es decir, se trata de una "intuición sensible" que establece la realidad de su objeto, y nace así la "palabra interior", apta para manifestarse a otro como yo.

Por eso, la palabra, cuando se ajusta a estos principios, cuando es verdadera al reflejar la verdad de las cosas, une, y se puede formar una comunidad de creyentes en esa verdad, donde se aprecia el cuidado de cada uno por los demás.

Lo que se dice es. Así es la marca de la unión con las cosas y con los demás. Cuando las noticias se desentienden de estos modos iniciales, se propaga el mal en la sociedad, y crecen los recelos y la desconfianza mutua, y se justifica la ambición de poder y la sujeción de los demás.

Así pues, por amor a esa relación, nos ponemos al servicio de la verdad porque es al manera de contribuir al bien común, y al renacer de la confianza. Es la manera de crear y conservar la paz y la sana convivencia entre los pueblos. Nadie se ve superior a nadie, y el respeto a los demás nace al darse cuenta de que al entrar en relación nos encontramos ante un semejante.

Hoy, en tiempos de propagar en los media las diferencias, urge echar mano de nuestra semejanza con los demás, si de veras queremos conservar la paz.


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