Esperanza es...volver a empezar

A veces nos imaginamos el camino de la vida como una línea más o menos accidentada, pero recta, sin remedio.

El "sin remedio" es un añadido malo porque es falso. Supone dar entrada a la "desesperación", tal como ocurrió en el alma de Judas. Aun después de estar en la presencia física de Jesús, que le llama "amigo", se deja llevar por la tentación conducente a la muerte suicida.

No, siempre hay remedio. No importa qué tan grave es la falta, ni cuánto su duración, el Señor nos llama "amigo", y no quiere que ningún alma le sea arrebatada por el maldito. Es significativo a este respecto, como María, su madre, aprende de él y se muestra benigna, amorosa, al visitar México en el siglo XVI, y decirle a su primer vidente: "---¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?---. Es decir, no te entristezcas, no te agobies ante la dificultad de un encargo, siempre hay remedio.

Me gusta hablar de las cosas de Dios, porque él es el Señor de las cosas.  Creo que si no tuviéramos conocimiento de las cosas sensibles, que forman parte de nuestra vida diaria, no tendríamos conocimnto humano de  Dios.

Sí, debemos siempre volver a empezar. La gracia proviene de un saco sin fondo, lista para poner remedio a cualquier desdicha o desazón, cuantas veces sea necesario.












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