La familia y el final de los tiempos




En la familia comenzó y se halla la permanencia de la sociedad.




Se han dicho mil cosas acerca del fin de los tiempos. Sabemos por los libros sagrados algunos acontecimientos catastróficos que acompañarán a quienes queden por el mundo.

Pero, a ese final terrible le precederá un suceso silencioso causado, no por la caída de estrellas y erupciones volcánicas de dimensiones gigantescas, sino por el hombre mismo. Veamos.

Dios creó el mundo y una vez todo a punto, creó, primero un hombre a partir del barro, luego una mujer, Eva,  salida de una costilla de Adán. Toda la humanidad aparece según e plan divino, comunicado a la primera pareja humana. 

Únanse, procreen y llenen la Tierra, y esta unión divina es para siempre y lo unido por Dios, que no lo separe nadie --les dijo--. Este es el principio de la humanidad: de un hombre  una mujer salieron todos los hombres de todas las razas, y los científicos están de acuerdo con ese principio único aunque no crean en Dios. 

Pues bien, no es por alardear, pero parece plausible destacar que si el mundo tal como lo conocemos viene de una primera familia, su destrucción vendrá al destruir la familia, pues es la base que sustenta la estructura de la humanidad.

De hecho ya vemos algunas consecuencias de los ataques a la familia en todo el mundo. Los jóvenes van retardando la contracción de nupcias, o, rechazan el vínculo matrimonial para poder separarse cuando lo crean necesario. Con esta visión ha disminuido el número de hijos en todas las culturas y son menos los que trabajan; la consecuencia directa es la falta de fondos para el retiro, y la tercera edad va a  suponer una mayoría para sacar los países adelante.

En fin, después de estas cosas, bien pudiera venir un cataclismo (¡Esperamos que no sea este el caso!).



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