Siempre "ir al mundo", pero se debe escuhar la voz interior


Ut eatis
, que vayáis. Este es el testamento, el encargo de Jesús a sus apóstoles justo antes de su partida al cielo. Son sus últimas palabras después de haber pasado tres años con ellos.

Se calcula que además de los apóstoles había alrededor de unas 400 personas en el momento previo a la ascensión. A todos les dirigió esa invitación tan clara. 

Ahí estábamos también nosotros. La Iglesia ha crecido con la ayuda de Dios pero con e trabajo de los hombres. Éstos de dedicaban a invitar; Él a distribuir su gracia. Nada ocurre sin su querer, pero se requiere la dedicación de los hombres, obedientes a la indicación de ir por todo el mundo.

El "no tengáis miedo porque yo estaré con vosotros" es una indicación oportuna, como lo fue la orden de echar las redes para pescar" a los apóstoles a pesar de que los expertos  del grupo  lo habían intentado durante toda la noche.

Nuestra pesca, como la de Pedro, requiere de nuestro querer echar las redes al mar, a nuestro medio ambiente: familia, trabajo, relaciones sociales...Pero se necesita además seguir esa voz en medio del silencio de la oración, la voz del Maestro. De lo contrario, sin oración, no hay pesca, por mucho que hayamos bregado durante toda la noche.

En fin, siempre harán falta muchos pescadores que sepan "escuchar" la misma voz del Sinaí y del Tibor: Shema!!

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