La esperanza del Adviento

 

La vida acucia. Cuando esto ocurre, resulta más difícil pensar y escribir. Por eso, resulta un hecho extraordinario cuando sabemos del  autor del Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes Saavedra.

Este autor, insigne, a la cabeza de  los escritores de las letras españolas de todos los tiempos, sufrió en carne propia los excesos de la guerra contra los turcos, y se le quedó paralizada la mano izquierda. Luego, quedó prisionero en las cárceles de Argel durante cinco años, y trató de escapar en cuatro ocasiones. Tenaz, valiente, no se arredra ante las dificultades, y se vale de ellas para la inspiración de varias de sus obras literarias.

Ese salto de lo real, lleno de contrariedades, a la literatura, es un ejemplo de cómo vivir la vida, sin dejarnos aprisionar por ella. San Josemaría, en la célebre homilía leída en el campus de la Universidad de Navarra, luego titulada Amar el mundo apasionadamente, recoge esta idea al invitar a convertir la "prosa diaria" en "versos endecasílabos". De eso se trata, si de veras no queremos perder el tiempo.

Vale de muestra ese año de 2022. ¿Qué hemos hecho con él? ¿A dónde se fue el tiempo? El tiempo del Adviento, sirve para ponderar este punto. Nos puede servir pensar que vamos recorriendo el camino de Belén y cada día nos acercamos un poco. Descubrir las fugas de nuestro tiempo y tratar de ponerles remedio mediante el amor. Es una luz magnifica para ver y magnificadora para no pasar por alto los detalles pequeños, que son los que pasan desapercibidos.

De esta manera podemos llegar junto al Portal de Belén con un buen recaudo. De lo acontecido en el año, si es bueno, debemos dejarlo junto al pesebre; y si no lo es, o es realmente malo, bien porque no lo sabíamos o por dejadez o malicia, dejarlo también ahí, en el pesebre, para que entre la madre, María, y su hijo por venir, hagan todo aquello que no pudimos lograr.

Ayuda a descubrir-nos, y a vivir la alegría en la reparación, sin cargar inútilmente lo que no podemos llevar.