¿Por qué el Espíritu Santo, sigue siendo el gran desconocido?


Apenas mete ruido. El Espíritu Santo en los comienzos de la Iglesia, no paraba y  hacía ruido. Ahora tampoco descansa, pero no se le oye. 
¿Por qué?

Al repasar los textos del Evangelio, se nos describe al Espíritu Santo descendiendo en forma de paloma, durante el bautismo de Jesús. Más adelante, el Señor les habla a los apóstoles de la conveniencia de su partida, pues les enviaría al Espíritu Santo, quien, además, les recordaría todas sus palabras.

La prueba extraordinaria de este anuncio se iba a dar días después de su resurrección y ascensión al cielo. Ahí, en el Cenáculo, estaban los apóstoles reunidos con su madre, María, y la transformación de quienes recibieron su visita, queda fuera de toda lógica: comenzaron a hablar en diferentes lenguas, y de forma improvisada Pedro, en su discurso a  los curiosos fuera del recinto convirtió y bautizó a más de tres mil personas.

Entonces, ¿qué está pasando hoy? ¿Por qué tanto silencio? ¿Acaso no necesitamos hoy urgentemente oír su voz? 

Su inmensidad lo llena todo, reunido como está con el Padre y el Hijo desde siempre. El espacio y el tiempo son una creación más, inicial si se quiere, de estas tres personas donde se mueve todo lo creado, material e inmaterial. Por eso nos vemos forzados al hablar de la Trinidad en términos espaciales y temporales, pues no conocemos otra dimensiones. Decir de su presencia eterna "desde siempre", antes del tiempo y de la creación del mundo, nos sumerge en el gran misterio, al que tendremos acceso después de esta vida mortal por medio de la visión beatífica.

La palabra, en el caso del hombre, hecho a imagen y semejanza divina, vive en la inteligencia. como es el caso del Hijo, la Palabra, en la inteligencia infinita del Padre. Por eso sabe, y por eso vino a salvarnos, del querer eterno de que todos seamos santos. Pues bien, el Espíritu se encarga de darnos la vida sobrenatural,  porque es Señor  y dador de vida, desde el bautismo hasta hasta nuestro suspiro final.

Entonces, el Espíritu Santo no cesa de hablar con un lenguaje interior a cada persona, y les comunica el fuego de su amor, porque del Amor procede. El ruido interior no cesa de llamar a cada uno, pero acontece, como hemos apuntado otras veces, que sólo en libertad se escenifica el amor

Cuando el hombre no quiere, el Espíritu,  triste, respeta esa decisión y se "apaga" el "ruido" en el alma porque hay mucho "ruido" afuera. Su voz se oye mejor en "silencio". En el caso de Pentecostés, quizá el Espíritu se manifestó tan elocuente para dar a su "esposa", María, sus parabienes delante de los demás, por haber contribuido de manera excelsa a la obra de la Redención del mundo.



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