Ciegan las promesas ofrecidas por el mundo de la moda



Edith Head (1897-1981), la mujer más galardonada en el mundo de Hollywood por sus diseños.


La persuasión está lejos de los discursos de la gente más capaz de nuestra historia. Vendrán luego habladores de todas las lenguas, filósofos de segunda y ensoñadores freudianos cuyo lenguaje, trabajado, según ellos,  en el laboratorio del subconsciente, pretende alcanzar sus fines, con independencia de la voluntad del paciente. 

En el fondo, la persuasión, si así se le quiere llamar, consiste en doblegarse ante la presentación de un interlocutor, sea quien fuere. La voluntad deja de ejercer su capacidad de dominio, y dice sí a la propuesta. Como en el Paraíso hizo Eva ante la insinuación del Maligno. Se rinde por vanidad, conveniencia, curiosidad, miedo..., quién sabe.  Pero, ¿qué pudo haber pasado por la cabeza de Eva para haber bajado la guardia y sucumbir a la propuesta? 

Pues ni más ni menos que lo que ocurre hoy cuando se oye o se imagina cómo luciría si se pone un "modelito" de Christian Dior o Versace. Cambiaria su vida por completo. Ya no se piensa  en nada más: la figura, los kilos de más o de menos..., nada importa. Con este atuendo atraería al mundo entero, y eclipsaría a quien quisiera competir en cualquier escenario. "Serás como Dios", le dijeron a Eva. La oferta era "casi" a cambio de nada. 

A partir de ese momento, el hombre rehúsa actuar de acuerdo a su naturaleza. Lo importante ya no es ser él, sino  "como Dios.  

Aunque parece repetirse de nuevo la "oferta original" en la portada de una revista de moda puesta en el encabezado de este blog, según nos recuerda  la famosa Edith Head con cierto aire persuasivo: "Puedes obtener en la vida lo que quieras, si te vistes para ello".

Pero en el fondo, Edith Head nos describe una gran verdad: Por ejemplo, si quieres ser decente vístete como tal.
































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