Buscar lo que une no es tan difícil, aunque cuesta




La educación, fundamento de la unidad.



Israel, bañado por el mar Mediterráneo en su costa occidental, rodeado  de países árabes,  ancestral paso de pueblos y rebaños, durante más  de 4 mil años, guarda en su seno la tumba de rey David, el Muro de las Lamentaciones y la gruta de Belén, de donde arranca la fe del pueblo judío y cristianos, y, en sus comienzos, la "Roca" donde Abraham iba a sacrificar a su hijo Isaac.

No cabe duda  cuántos  caminos y meandros recorrieron ambos pueblos. Desde Abraham y desde el nacimiento de Jesucristo, no han cesado las contrariedades, persecuciones y  martirios de los miembros de estas culturas religiosas. A ellos debemos sumar la religión  musulmana a partir del siglo VI.

La guerra y las disputas territoriales e ideológicas han estado presentes desde los inicios de estas civilizaciones. Es difícil explicar cómo creencias provenientes de un mismo DIos, han contribuido  a tanto derramamiento de sangre a través de la historia. Un Dios que es esencialmente Amor. 

Va a ser difícil a la hora de la verdad, por qué la caridad se ha excluido de las relaciones de estos pueblos entre sí y con otros, de creencias distintas, y se sustituye por la "fuerza" bruta.

El hombre, después de miles de años, no ha aprendido a vivir en paz, esa tranquilidad en el orden, necesaria para la consecución del bien común. Desde luego, la "división" entre las personas y los pueblos tiene desde sus comienzos la semilla diabólica generadora de muerte incluso entre hermanos. 

La Organización de las  Naciones Unidas, por ejemplo, es un bonito nombre cuya unión se da sólo en el edificio. Si bien su nacimiento fue un verdadero logro, el paso del tiempo  ha dado lugar a una convivencia de ideologías donde se auspicia la vida pero se procura el aborto por todos los medios. Asimismo, la Unión Europea cuenta  con 705 parlamentarios representantes de 27 países, donde existen 268 partidos. Los gobiernos más pujantes, tienden a agruparse en las opciones más conservadoras con Alemania a la cabeza, y los menos económicamente poderos en la izquierda, donde Grecia sería la formación más radical.

Mientras la diversidad impera en las diferentes formaciones europeas, a pesar de campear la unidad por doquier, la fuerza unificadora del continente sigue siendo el catolicismo con 236 millones de bautizados, un tercio de toda la población. También el derecho y la filosofía han sido las grandes avenidas transformadoras del pensamiento de la llamada Unión Europea, desde la Grecia y la Roma clásicas.




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