Almodóvar y la incertidumbre al final del camino


Hace un par de días, el cineasta español galardonado con un par de Premios Oscar, se sometió a una entrevista en un programa de televisión. 

Todo discurría de acuerdo con un guión más bien frívolo, pero se abrió una deriva hacia un tema esencial: las devociones de una religión concreta.

Almodóvar se confesó ateo, sin más. Pero admitió su admiración y respeto por las creencias de su madre y  sus hermanas. Ellas tienen donde apoyarse, dijo, y sus devociones las hacen más fuertes. Yo sin embargo, confesó sin remilgos, no tengo en dónde apoyarme. Y como los años pasan, ya tengo 72, le doy vueltas a esta idea y al sentido de mi vida cuando no se tiene un apoyo.

Este hombre, está pidiendo a gritos una ayuda. Y como él hay muchos. Ese no tener "dónde apoyarse", cuando ya se empieza a ver el declinar del día,  resulta elocuente cuando se confiesa delante de millones de televidentes. 

En el culmen de la fama, Almodóvar da la impresión  de encontrarse solo, cuando ya vislumbra el final del camino, según confesó. La cuestión planteada es si continúa así, como si no hubiera nada al final,  o  hace un alto para encontrar algo sólido en donde apoyarse.

Almodóvar, como buen director de cine, sabe de representar papeles en la vida. Pero representar un papel con su vida que puede no cuidar la verdad del hombre, y la suya en particular, es un riesgo. Y todo parecía indicar que ahí estaba la gran duda de su existencia. Seguir como si nada existiera, algo trascendente, o encararse de una vez por todas con la posibilidad de encontrar ese algo que barrunta, y lo ve en sus personas más queridas, como la fortaleza que da la esperanza.

También a los famosos les llega su hora de reflexión, pero no todos lo admiten, mucho menos en público.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuando se acerca la muerte, y se piensa en el Purgatorio

La noche de las Perseidas, y san Lorenzo de Azoz

A veces se nos olvida que lo santos vivieron ---y viven--- en la tierra