¿Verdad o diversidad?



Raíces del fracaso en la educación


Estamos de hecho en un tiempo donde se han mitificado palabras de siempre, tales como inclusión, diversidad, etcétera.

Estos procesos se deben a una necesidad lógica, a consecuencia del relativismo reinante durante décadas. Las cosas no son lo que parecen, vienen a decir. Hay, por tanto, muchos pareceres, "abundancia de cosas distintas", y esta cualidad pretende abarcar lo diverso en un solo haz, pero dejando bien sentado la prominencia de la disparidad.

No estamos hablando de un sustantivo. La  diversidad no tiene más sustancia que la de referirse a lo "distinto". Acude en su auxilio, la voz inclusión, una "acción" pretenciosa de "poner algo dentro de otra cosa o dentro de sus límites". 

Entonces, se trata de no dejar nada fuera para evitar un flagrante "discriminación", no pudiendo alegar  "olvido" o "descuido". En el arte, por ejemplo, de debe ser "inclusivo" o "incluyente". Tildar de mamarrachada a una presentación pictórica en la pared de un vecino, se puede interpretar como fobia hacia una manifestación artística "distinta", cuyo autor callejero no ha tenido la ocasión de asistir a una escuela de artes plásticas. Por tanto, se debe permitir este tipo de expresiones en las exposiciones pictóricas si  de veras son  "incluyentes", y no considerar la obra como algo "nefasto" (es decir, "prohibido").

En fin, los museos de arte deberían (de acuerdo con este acento de la "diversidad", considerarse como una especie de "excipiente", una 'sustancia que sirve para disolver ciertos medicamentos ocultando el sabor desagradable de los mismos'. 

Sin embargo, este embate de singularidades sin sustancia (no son sustantivos), reclaman la presencia (inclusión) como si la tuvieran. En este trance, va desapareciendo el concepto verdad,  venido del latín, ya en lo albores del castellano en el siglo XII. 

Hoy ya se habla de posverdad como si tuviera entidad, y no ser sino el substituir lo real por una ficción. Ahi entran todas las variantes  de la "diversidad" actual, tales como diversidad "sexual", "cultural", "funcional", y un largo etcétera. No reconocer alguna manifestación de moda sería merecedor de una falta grave por no "incluir" lo que está ahí como una calidad, aunque no tenga sustancia.

Mientras vamos ganando en "diversidad", vamos perdiendo en verdad, y ya no se sabe lo que las cosas son.

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