¿Qué significa la fiesta de la Divina Misericordia?

El domingo que viene, primero después de Pascua,  la Iglesia celebra la fiesta de la Divina Misericordia, instituida por san Juan Pablo II.

Todo comenzó con una serie de revelaciones privadas a una monjita polaca, Faustina Kowalska (1905-1938), cuya causa de canonización sería introducida por el entonces cardenal Karol Wojtyla, arzobispo de Cracovia, quien seis meses después sería elegido Papa, el 16 de octubre de 1978.

Un día Sor Faustina le preguntó a Jesús que le enseñara algo sobre la vida interior. Esta fue la respuesta:

"Yo fui Maestro, Yo soy y lo seré; esfuérzate por hacer tu corazón como el Mío, humilde y manso. Nunca reclames tus derechos. Soporta con gran calma y paciencia todo lo que cae sobre ti. No te defiendas cuando te avergüencen, aunque seas inocente. Deja que otros triunfen. No dejes de ser buena cuando notes que se está abusando de tu bondad. Yo mismo hablaré a favor tuyo, cuando sea necesario. Sé agradecida aun por las gracias más pequeñas, porque tu gratitud me invita a concederte nuevas gracias...".

En otra ocasión Jesús se quejó diciéndole: "Hija mía, tú no me has ofrecido aquello que es verdaderamente tuyo". Ante la sorpresa de Sor Faustina, Jesús le dijo con bondad: "Hija, dame tu miseria, porque es de tu exclusiva propiedad".

En esta misma línea, Jesús le indica a Sor Faustina el camino para buscar el consuelo, el Tribunal de Misericordia (el sacramento de reconciliación, es decir, la Confesión): "Ahí tiene lugar el más grande de los milagros y se repite incesantemente". Y añade: "Si un alma estuviera como un cadáver putrefacto de modo que desde un punto de vista humano, no habría (esperanza de restauración) y estaría todo perdido, diferente es lo que sucede con Dios. El Milagro de la Divina Misericordia restaura el alma en su totalidad".

Un día, mientras oraba, escuchó las siguientes palabras: "Yo tengo un amor especial por Polonia, y si es que ella es obediente a Mi voluntad, Yo le exaltaré en grandeza y santidad. De ella saldrá la chispa que preparará al mundo para Mi venida final". Y en otra ocasión le dijo: "Tú prepararás al mundo para Mi venida final".

En fin, este domingo pueden ocurrir cosas estupendas si de veras confiamos en esta singular muestra de cariño que Dios tiene por cada uno de nosotros.




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