El desencanto con los partidos

Resulta ya un lugar común decir que el desencanto con los partidos políticos en general, abre nuevas brechas cada día.

¿Por qué?, nos podíamos preguntar. En seguida, vendría alguna respuesta: "Estamos hartos; nunca cumplen lo que prometen". El hartazgo en política. "No hay nada nuevo bajo el sol", amigo mío, como dice uno de los primeros versos del libro del Eclesiastés, escrito ya hace más de dos milenios.

Pusiste la confianza donde no debías. Te dejaste arrastrar por palabras vacías que sonaban dulcemente en tus oídos. No acabas de aprender. Y te cambias a escuchar las promesas de otro advenedizo. Ahora viene el tiempo de las campañas políticas, en varios países.

El problema es saber, como decía Platón, que un mentiroso no mienta en su discurso de proposiciones que pretenden ser veritativas. 

La fascinación por el cambio. ¡Pobre hombre! No sabe a dónde va, y sin detenerse a pensar siquiera, emprende otro camino a ninguna parte. De ahí la inseguridad que reina en tantos lugares, especialmente en el corazón de la gente. Se refleja en todas las acciones que emprenden. Y se contagia con rapidez.

De poco vale crear nuevos cuerpos de policía para aumentar la seguridad. La seguridad viene de la sabiduría, que no desprecia la ciencia. El resultado, algo que no se puede conseguir directamente, es la alegría.

El ciudadano entonces debe plantarse delante de quienes prometen lo que nadie antes a podido conseguir, y pedirle que se ocupe del crecimiento de las personas en cuanto personas.

Sólo así iremos cambiando el mundo que nos rodea, paso a paso. Como esto es tan serio, no lo podemos dejar en manos de los políticos. El hombre no es una invención suya, y todos tenemos que cuidar los detalles de este proceso.

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