Encarar el año sí, pero día a día



Miguel Delibes (1920-2010), periodista y gran novelista español, miembro de la Real Academia Española.



Se debe comer para vivir en esta tierra, no tragar. Algo así sucede con los días del año. Están ahí, como una medida del tiempo, en cuyo seno vivimos y nos movemos. Son nuestra medida del aprovechamiento.

Las horas pasan, y las actividades diarias deben estar ordenadas y no caer en uno de los dos extremos: ¡Ay, se me fue el día volando!; ¡cómo pasa el tiempo!, dicen unos. O bien, la otra postura: ¡Estoy esperando que ya llegue de una vez  la hora de la cena! ¡El día se me hace eterno! 

En estas posturas, con matices, se esconde una falta de orden, y se llena de precipitación o de aburrimiento debido al vacío temporal.

El año es nuevo si cada día lo es. Este debe ser nuestro cometido. No dejar pasar las horas en vano, pues cada una debería tener  su plan estipulado de antemano, sin dejar nada a la improvisación. De esta manera hay tiempo para todo, sin prisas ni pausas.

El tiempo es un regalo dado junto a la vida. Nadie sabe cuánto. Por eso deberíamos vivir con si cada minuto fuera el último, tanto el rico y poderoso como el sin recurso alguno. Ambos, cada uno, será juzgado de acuerdo al uso de tiempo concedido.

El secreto es, sin duda, alegrarse siempre, en las duras y en las maduras, porque cada instante es ocasión para amar. El amor es lo único que da sentido a la vida.., día a día. Y puede ayudar a mantener la esperanza, adoptar en la vida el título de la novela de Miguel Delibes: Aún es de día.





















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