La Semana Santa de una familia católica

La Semana Santa de una familia católica se guía por la fe, pero con "obras". Desde luego, son muchos los atractivos del mundo para no hacerlo, aunque sabe de la importancia de unos días llenos de sentido, pues desembocan en la Pascua de Resurrección, la fiesta litúrgica más importante del año. 

San Pablo nos da las razones de alegrarse con la Pascua: Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe. La muerte habría vencido a la vida y nuestro destino ya estaría escrito, con independencia de nuestras obras. Nuestro ser pasaría al dominio de la nada como si nunca hubiéramos existido.Triste final.

Pero también implicaría la inoperancia del ser supremo, su falta de amor  por sus seres creados, quienes serían fruto de la casualidad o de un capricho vano, similar a un padre de familia --si se le pudiera dar este nombre-- capaz de engendrar una prole y, al mismo tiempo, abandonarla a su suerte.

No, las cosas no son así en relación a la Semana Santa. Estamos contemplando, delante de la Cruz, a una persona, divina, asumiendo la naturaleza humana para convivir con sus criaturas y dar la vida por ellas, a pesar de todas las incomprensiones de su parte. Eso es amor, del que debemos aprender cada uno a la hora de relacionarnos con nuestros semejantes, con cada uno, porque en cada uno de ellos se esconde la imagen de su creador.

En fin, al ir por la calle esta Semana Santa, quizá podamos recordar alguna de estas verdades que nos acerquen a los demás después de participar en la celebración de los misterios trascendentales de esa fe  que nos invita a las obras, en los diversos oficios representados estos días del Triduo (jueves, viernes y sábado) antes de celebrar la gran Pascua de Resurrección del domingo, en todas las grandes y pequeñas iglesias de cada lugar.

¡Felices Pascuas a cada uno!...