Por qué el hombre puede pecar


Es difícil conocer los planes de Dios, y tratar de agotar los caminos de su relación con el hombre. Pero podemos intentar aproximarnos a una respuesta, sin pretender dar definitivamente en el clavo.

Podemos comenzar pariendo de lo que sí sabemos, aunque no lo comprendamos del todo. Dios es amor, nos dice Juan, el apóstol preferido. Entonces, podemos tratar de explicar el "pecado" por un querer divino, es decir, por amor.

Enseguida surge la pregunta, con razón: ¿cómo Dios puede haber querido el pecado? Hay pistas. Jesús dijo él mismo: Yo he venido a buscar a los pecadores. Era como su objetivo, y se va encontrando con ellos por doquier; el los caminos, al pie de un árbol con Zaqueo, con el paralítico de más de 30 años sin poder moverse, con la Samaritana...La lista no se acaba.

El ángel Gabriel le dice a María: "para Dios no hay imposibles", luego pudo haber evitado el "pecado" de nuestros primeros Padres, y no lo hizo. Luego, lo quiso de alguna manera. ¿Cómo Dios pudo haber permitido el "pecado", si en él no hay "mancha" alguna?  

En Dios pasa el tiempo porque es eterno, puntualmente nuestro ayer, hoy y el futuro coinciden. Luego, sabía al crear el hombre de su caída. Debido a su amor por él, le iba a dar la oportunidad de hacerse hombre, redimirlo, y volver a ser después de la muerte, el mismo que era. De lo más alejado, de lo más bajo, el hombre podía de nuevo aspirar a la santidad sin merecerlo en absoluto.

Al ver al hombre, Dios se deshace de amor, y su sabiduría infinita no concibe nada mejor --aunque pudiera haber muchos otros caminos-- para que esa criatura capte ese ensimismamiento por ella, que el ejercicio de alejarla de sí hasta casi el límite de perder el ser mediante el "pecado", para después traerla junto a su corazón ejerciendo su misericordia infinita.

Suena a "locura", sí, pero a locura de amor para que el hombre pudiera darse cuenta al ver su corazón herido de tanta locura por él. De hecho, las últimas apariciones de Jesús muestran de esta manera cómo se halla su corazón ansioso de ganárselos a todos. Y en fecha reciente, a una monjita polaca le revela su misericordia sin límites para todos, sin excepción. Sólo así se entiende que,  cuanto más alejado se halla el hombre de ese corazón, más patente se vuelve su amor

 ¿Y qué pide a cambio este corazón herido por el "pecado"? Confianza, sólo confiar en él.








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