¿Debemos decir "fin del mundo" o " fin de los tiempos?


El Juicio Final (1499-1504), fresco de la Capilla de san Bricio de la Catedral de Orvieto, Luca Signorelli (1441-1523).




En primer lugar, han proliferado las opiniones sobre las diferencias entre "fin del mundo"  y "fin de los tiempos". ¿Tiene sentido abundar en estos debates, a veces muy controvertidos? ¿Qué diferencia hay, si alguna, entre "fin del mundo" y "fin de los tiempos?

Sabemos, para empezar, que Dios es el "Fin" del universo y su  "Principio", pues no tiene ni principio ni fin. Tal es su grandeza, tal nuestra dependencia de Él. Pero aunque esta apreciación puede arrojar alguna luz sobre el tema, no es el centro de la controversia entre "fin del mundo" y " fin de los tiempos".

Estas expresiones, si se nos permite entrar en la controversia con un sucinto análisis, cada una a su manera, ponen el énfasis en dos dimensiones materiales distintas: nos parece que la expresión "fin del mundo" atiende más a los aspectos físicos del espacio, mientras lo temporal queda en primer plano cuando se dice "fin los tiempos". En la realidad material no se da el espacio fuera del contexto del tiempo y viceversa. Así, al desaparecer estos dos elementos, surgen la eternidad y el infinito.

En los evangelios  aparecen los dos conceptos; el referido al  "final del mundo", se puede ver en las últimas líneas del evangelio de san Mateo, cuando Jesús promete a los suyos que estará con ellos hasta el "fin del mundo" (si bien el Catecismo en n. 788 lo traduce como "fin de los tiempos"). Por tanto,  el mismo concepto se usa de dos formas distintas, y en la enseñanza de la Iglesia se usa indistintamente (vid. CIC 668- 682), sobre lo que han opinado papas y expertos.

Estos modos distintos han proliferado después de las apariciones de la Virgen en Fátima (1917) y en Garabandal (desde 1961 a 1965). Estas apariciones no son  parte del Magisterio de la Iglesia, pero sí pueden aportar "luz" a los contenidos del Magisterio. En Garabandal, por ejemplo, se insiste en mencionar el "final de los tiempos", y cuando una de las videntes, Conchita, se lo menciona a su madre, ella lo asocia con el "fin del mundo", pero su hija, sin negarlo, le contesta: La Virgen ha dicho "fin de los tiempos".

Si se aplica la lógica a los conceptos del "fin" y del "tiempo", las catástrofes anunciadas en los evangelios sobre la convulsión de la tierra y la caída de estrellas parecería pertenecer al ámbito de lo que siempre hemos entendido sobre como "fin del mundo", donde aparece la figura del Redentor  para proceder al juicio final.

Pero, el concepto "fin de los tiempos" implicaría que esta dimensión poniendo énfasis en la dimensión temporal,  el "tiempo" tal como la conocemos variaría sin que por ello tenga que desaparecer el "mundo". Quizá este cambio en lo temporal donde se ceba la propuesta medieval del milenarismo se podría dar de muchas maneras, pero una de ellas sería mediante un desplazamiento de los ejes terráqueos respecto a la posición del sol. Entonces, el paso del tiempo tal como lo entendemos ahora sufriría una  variación, cuya magnitud dependería del desplazamiento de los ejes de la Tierra, por el que algunos abogan.

En fin, estos son sólo conjeturas derivadas de un análisis de dos conceptos que andan rondando por ahí, y de sus posibles. consecuencias lógicas. Lo importante, tal como se señala en los diferentes textos, es estar preparado, pues luego no hay vuelta de hoja cuando llega el momento, cada quien el suyo,  cualquiera que sea la interpretación preferida.

 


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