Pero, si Dios es lo más importante (lo único), ¿ por qué se ha hecho silencio sobre él?







Durante muchos años, debo confesarlo, he mantenido, de una u otra manera, que el fin de la comunicación es la verdad. Pero al reflexionar sobre esta postura, descubro un vacío engañoso en esta afirmación. 

Al repasar diferentes definiciones de verdad, podría resumirlas como un esfuerzo por adecuar el pensamiento a la realidad. Quienes honestamente se han dedicado al menester de los mass media se pueden considerar satisfechos si se han ceñido a este principio de ir contando lo que ven, sin distorsionar su forma.

Sin embargo, hoy se nota de manera especial, se puede profesar este principio y mantenerse en el mundo de lo trivial. Lo importante queda en el tintero. Todas esas plataformas de los media, donde los invitados dicen en público lo que piensan, si importar su intimidad y la de los demás, ¿acaso no dicen la verdad?

Entonces, ¿por qué Jesús, que es Dios, nos dice que el es la verdad? ¿No viene a contradecir esto lo que venimos conversando? Aparentemente. Este definirse a sí mismo como la verdad, nos ayuda, por el contrario, a encontrar una salida a nuestro planteamiento. Veamos.

Sin duda alguna, convendría  distinguir entre "verdad trivial" y "verdad esencial".

Por supuesto, Dios no es algo trivial. Es lo único importante. Entonces, esta afirmación encauza, sin forzar un ápice la libertad del hombre ni el modo de ejercerla. Al decir de algo como lo más importante, se tiene que subordinar lo demás, pues el ser desde siempre, inicia el espacio temporal mucho antes de que haya sido.

Negarlo sería quedarse en el absurdo, un terreno sin "fundamento", que no se sostiene. Sin duda, hay quienes eligen esta postura, pero se quedan en un idealismo, carente de realidad. Por otra parte, elegir el ser no nace de un "deseo"; más bien, el "deseo" se nutre del realismo.


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