La solución, en la cumbre ("solvitur in excelsis")


La muerte de Sócrates, Jacques-Louis David (1787)


Son muchos los atraídos por la frase de este enunciado, solvitur in excelsis ("la solución está en la cumbre"), porque ofrece una salida a un mundo perdido entre tanta oferta sin sentido, consumista, atrapado en la mediocridad, conducente a ninguna parte.

Ya nos hemos referido en este blog a una de las personas inspiradas por el significado de esta frase: George Mallory (1886-1924), el primero en tratar de alcanzar con su compañero Irvine la cumbre del Everest en 1924. Su cuerpo sin vida se descubrió en 1999, y no se sabe hasta el día de hoy si consiguió su objetivo, aunque la última vez que se le vio estaba co su compañero a 245 metros de la cima. Este alpinista tenía grabada la frase solvitur in excelsis en el frontis de la chimenea de su casa.

Su deseo de escalar las cumbres le hacían saborear la esencia de su  mira suprema aun en los tiempos de reposo. En mi opinión,  la juventud de hoy le falta esa altura de miras, y la energía suficiente para emprender los retos de las subidas en tantos aspectos de la vida.

Por una parte, la "vida interior", invisible, presenta retos sin fin, y se debe paladear esos ánimos descubiertos por San Pablo cuando, ante los desafíos de fuertes tentaciones, escuchaba mi gracia te basta. Efectivamente, uno no está solo, aunque ante lo arduo de la lucha así lo parezca. Pero, además, se deben añadir los embates de la "vida exterior" reclamando  sin cesar la atención de los sentidos, y se requiere de buena dosis de disciplina ejercitada durante toda la vida. 

En cualquier caso, la paciencia se debe distribuir en todo el proceso, pues, "todo lo alcanza", como recomiendo nuestra amiga y santa doctora de Ávila.



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