No somos dueños de la viña


Viene a la memoria el relato de las dos madres con un hijo pequeño cada una, viviendo en la misma casa. Uno de ellos muere durante el sueño aplastado por la madre. Para resolver la disputa establecida entre ellas para quedarse con el único hijo vivo, acuden a la presencia del rey Salomón con el fin de obtener una sentencia justa a la disputa.

Ante tal escenario, el rey manda traer una espada, y ordena partir al niño en dos, dándole a cada una la mitad. Entonces, la verdadera madre pidió que no partieran al niño. El rey decidió dar el niño a la verdura madre, y todo Israel, al conocer la sentencia, se admiró de la "sabiduría" del monarca.

Así está ocurriendo en el mundo con muchos de los conflictos actuales. En Estaña, por ejemplo, que no siente la nación como propia, pero sí le interesa conservar el poder a toda costa, no le importa que la dividan quienes buscan independizarse sin contar con e resto de los ciudadanos españoles. En Estados Unidos, el presidente Biden, católico, no le importa que partan en mil pedazos a los niños mediante procedimientos abortivos cuando todavía se encuentran en el vientre materno, sin defensa alguna. En la China, se prohibió tener más de un hijo, y los padres abortaban si el hijo no era un niño; lo cual ha venido a dar un faltante de mujeres en el país, cuya proporción es de 80 mujeres por  cada cien hombres; ante tal desproporción ha permitido hace un mes que se podían tener tres hijos. El presidente Mao, antes de su política del hijo único, para lograr los fines de la Revolución comenzada en 1949, asesinó a 70 millones de chinos. Es decir, cuando algo no es mío o no siento como tal, puedo disponer se lo que sea según convenga.

Pero en países donde debería imperar la democracia en todos los órdenes se está generando el fin de la cultura familiar. Por ejemplo, 7 de cada 10 matrimonios acaban en divorcio. La gente se casa tardíamente y por lo civil. Del total de nacimientos, 4 provienen de parejas no casadas. Estos procesos, se han acelerado desde la introducción del "matrimonio express" en la legislación. 

Se ha olvidado completamente quién es el dueño de la familia, constituida,  como la unión de un hombre y una mujer hasta la muerte, y abiertos siempre a la vida. Por eso, a los mercachifles de la política no les importa romper lo que no es suyo. Al fin y al cabo, según ellos, la vida no es un don, es una casualidad, y  no se puede imponer  a Dios en las cuestiones personales. 

El hombre no necesita una gran guerra para su destrucción, pues ha decidido él mismo acabar con el sustento de la humanidad: la familia





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