La santa de los pies fríos





No faltarán nunca las flores en un lugar donde se vive con alegría.






En tiempo de invierno y en lugares fríos resulta común tener los pies fríos. Especialmente si se tiene cierta edad o se carece de calefacción en la vivienda. 

Pero ese no es el principal problema. El culmen de este síntoma consiste en "no poder dormir". No se puede dormir con los pies fríos.

Este era el caso de Teresa Martin Guérin, quien se adentró en el claustro carmelita de Lisieux a los 15 años, siguiendo el curso de sus otras cuatro hermanas también monjas. 

En el convento de Lisieux, situado en el noroeste de Francia, en la Normandía, el clima tiende a ser frío debido a su latitud. En ese convento durante el invierno sólo había una habitación caliente. La madre superiora le había pedido a Teresita, utilizar durante los meses de frío una estufa para calentarse los pies. Sentido del humor no le falta:

"Las demás se presentarán en el cielo con sus instrumentos de penitencia, y  yo con un brasero, pero sólo cuenta el amor y la obediencia".


Esta jovencita cuya vida conventual dura apenas nueve años, centró todo su quehacer en ofrecerle al Señor "cosas pequeñas". Ante los grandes obstáculos de la vida interior, nunca faltan, recomendaba no encararlos sino pasarlos por debajo.

Pasma el desparpajo de esta mujer en lo referente a la resolución de los problemas en el camino a la santidad, tan complejos a veces debido a no quererse ver como realmente se es: una creatura llena de miserias. Al aceptar esta verdad, desaparecen los miedos y se llega a la sabiduría escondida en el regazo de la misericordia.

Vale la pena leer los escritos de esta santa, quizá durante este 2019,  consciente de su "flaqueza" pero "confiada", por eso mismo, en el amor de su Padre. Podemos seguir con "confianza" a quien es Doctora de la Iglesia y patrona de las Misiones.


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