Error grave: no distinguir entre naturaleza y propósito o fines










La naturaleza lo es siempre de una cosa, de un ser. No anda suelta por ahí. Ese acompañamiento íntimo entre naturaleza y ser nos da a entender el proyecto de la creación. Las conductas del ser van siendo de acuerdo con su naturaleza, según la especificación de los fines a alcanzar. Todo es para algo. No es un porque sí.

Es decir, el actuar del ser está pensado para moverse según su naturaleza. Ésta le permite ser él mismo. Entonces,  la aventura  del ser se decide en alcanzar lo que está llamado a ser. Por eso, la naturaleza va siempre guiando el camino a seguir, pero, no de una manera ciega, pues a ese ser se le ha dotado de libertad.

Entonces, la "certeza" se las decisiones emana de la libertad. La naturaleza, guía; la libertad, "decide". Lo que me gusta, lo que me conviene, la moda, el relativismo, frente al fin propio del hombre.

A todos les gustaría vivir una vida plena de sentido, pero ello exige la aceptación de la realidad, tal cual es. Visto así, la vida se convierte en una aventura, en una búsqueda continua de ese fin propio de ese ser de acuerdo con su naturaleza en cuyo proceso la reflexión juega un papel determinante a la hora de elegir y decidir entre las opciones aquella más real, es decir, con "fundamento" en el ser.

Por eso decíamos en el título de este post  la presencia de un error actual y también de ayer: abandonar el fin propio del hombre a cambio de un plato de lentejas, una decisión arbitraria, fuera del cauce que le es propio.Y viceversa, pedir a la naturaleza lo que en realidad no puede dar; por ejemplo, querer disfrutar de  la visión beatífica en este mundo y conseguirla a base de puños,  o  querer volar sin alas.

Se trata entonces de no equivocarse en esta corta travesía de la vida. La libertad de elección debe estar bien encauzada, según los parámetros de la verdad y el bien. Ahí se asoma la preeminencia de la fe sobre todo lo demás, consistente en escuchar y realizar lo que Dios pide a cada uno según su plan.

Por eso hoy se queja el mundo entero de las mentiras,  de las medias verdades, de las "fakenews",  y de la presencia de tanto mal y corrupción. Cuando se deja de escuchar  la fuente de la verdad y del bien, entonces, ese vacío se llena de voces de miserias y podredumbre.

Y se debe aprovechar bien el tiempo. En ese tiempo concedido se debe encontrar ese camino angosto que, fuera de toda duda, conduce al verdadero fin.


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