Picasso y disciplina: el artista y el hombre


Su nombre completo era Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno María de los Remedios Cipriano de la Santísima Trinidad Ruiz y Picasso (1881-1973). Este acompañamiento onomástico, sin embargo, no se traducirá a su vida de 91 años llena de excesos. En este caso particular, la educación formal le permitió durante su corta estancia en la  Real Academia  de Bellas Artes de San Fernando hacer visibles las habilidades de un genio en términos artísticos, pero donde ya aleteaba la rebeldía a la tradición y la herencia del arte de su tiempo. Fama, dinero, mujeres le acompañaron buena parte de su vida, con la excepción de sus primeros años en París donde la fortuna no acababa de encajar en su desencaminada existencia.

Comunista confeso hasta el final de sus días, nadie ha pintado y esculpido tanto como él en toda la historia conocida del arte. Su genio creativo lo llenaba todo; pero esa gran facilidad suya para el arte (sólo estuvo un par de años en la escuela de Bellas Artes, porque según alegaba no aprendía nada), le impidió una sola cosa en su vida: aprender disciplina. Esta carencia afectó su vida en cada faceta: hacía siempre su capricho, sin sujetarse a nada ni a nadie.

Incluso en el terreno del arte, esta indisciplina le llevó a aprender caminos nuevos en el campo de la pintura, y llegó a ser el hombre más admirado y discutido del siglo XX.

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