La fiesta del Corpus Christi en casa


La pandemia ha hecho estragos en todos los órdenes. Por citar solo uno: la asistencia a la Iglesia los días de precepto, ya se había reducido a menos de un 10% antes de la plaga del virus. Ahora, las iglesias lucen casi vacías, con alguna excepción notable, quizá debido a la firmeza  en continuar dando servicios sin límite a todos los fieles.

El día del Corpus Christi tiene robustas raíces en la cultura cristiana desde el siglo XIII. Mi madre nos solía recitar una versos antiguos, que no se me han olvidado: "Tres jueves hay en el año, que relucen como el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión. 

Lo cierto es que una parroquia junto a mi casa, cuyo nuevo párroco tiene una fe profunda y sigue cuidando todos los aspectos de la liturgia con sumo cariño, se le ha ocurrido llevar con la Custodia el Santísimo, hoy, día del Corpus Christi a las casas que aceptaron su invitación el domingo pasado.

El fin: volver a congregar a la comunidad parroquial dispersa por mil motivos. Al llegar a la casa, habíamos colocado en la entrada una mesita con un mantel bordado y un jarrón de flores.  El párroco depositó la Custodia en la mesita, recitó un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria, y  una fórmula para bendecir a todos los de la casa, esposos e hijos, y, puestos de rodillas en la calle,  nos dio la bendición con el Santísimo, mientras algunos vecinos curioseaban desde la puerta de sus casas.

Fue un detalle muy emotivo. Al pensar que el Rey de Cielos y tierra, Creador, Padre y Redentor venía personalmente a visitarnos en una fecha tan significativa, nos concedió el don de conmovernos casi hasta las lágrimas. 

Estamos seguros de que este gesto del párroco volverá a reunir a la comunidad, y traerá abundantes frutos.

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