El fútbol de España y la política: muchos pases, pocos resultados


Alrededor de 1,400 pases en dos partidos contaron  los especialistas de fútbol en los partidos jugados por la selección española. Pero, faltó el remate a gol. Nadie le entra.  Y si bien no ha perdido ninguno de los dos juegos, ha sido incapaz de marcar el gol de la victoria. El entrenador, desde luego, ha diseñado este estilo de juego, proveniente de los días gloriosos de otra selección de España.

Algo así pasa en la política española. Muchos gritos, insultos, echarse en cara todo y revirar con salidas fuera de tono y de lugar, sin siquiera dar un paso adelante en le mejora del bien común de la nación. Aquí también la inutilidad del entrenador, el presidente Pedro Sánchez, tiene gran parte de los desatinos. No ha conseguido algo positivo en los años de ocurra el poder. España se desmorona a ojos vistas. Las fuerzas centrífugas del catalanismo, sin respetar la opinión de los ciudadanos, violando todas las reglas de la convivencia, ha puesto en jaque la unidad de España y de los españoles. No faltan a esta junta de discordia continua otras provincias, tales como la vasca, la Balear y la valenciana, siempre agitando la bandera radical y apoyando a quienes han sido verdaderos criminales de la historia reciente del reino de España.

Por supuesto, la distancia entre ambos ejemplos es abismal: en el primer caso, se trata de un juego, aunque afecte el prurito de la afición. Pero, en segundo caso, afecta todos  ciudadanos porque se están jugando los pilares de la unidad y de la convivencia, y no se puede seguir de frente pretendiendo que se trata  solo de un juego político.

El favorecer  continuo a las posturas radicales de izquierda, acaba desviando la mirada fuera de  ese bien común, que es el primer deber de quien detenta el poder. Parece, sin embargo, que esta postura afecta incluso a países tan democráticos como Estados Unidos, donde el llamado grupo de Massachusetts está presionando al presidente Biden para tomar postura a favor de iniciar el diálogo con las políticas del presidente venezolano Maduro.

En general, el mundo de la política parece moverse hacia la izquierda. Africa y América Latina, Asia y una parte considerable de Europa, con España a la cabeza, se inclinan cada vez a posturas más radicales. La pregunta es por qué.

El ladearse a la izquierda no exige resultados; se trata de conservar el poder a cualquier precio. Para otras posturas, se requiere un decidido compromiso con el bien común, con la libertad y con la defensa de la vida, sin transgredir lo que la persona verdaderamente es

El pase es cosa buena, pero no se puede pasar el tiempo pasándose el balón unos a otros, sin lograr un resultado cabal para la ciudadanía. 

 

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