Sin vergüenza: Rousseff y otros presidentes

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, podría ser el paradigma de nuestro tiempo.

El adagio latino reza: la corrupción de los mejores, es lo peor.
La mujer en la actualidad, se empieza a considerar por muchos  tan apta o más que el hombre para todo tipo de menesteres.

Así las cosas, cuando vemos que las mujeres comienzan a ocupar puestos de relevancia política, social y económica, paso a paso se van disipando las nubes que no dejaban ver esta realidad. Algo para alegrase, pues tal hallazgo afecta al 50% de la población. Si a la mujer le va bien, a todos nos irá mejor.

Pero a la presidenta de Brasil no le van yendo bien las cosas. El equipo de personas elegido por ella, de su confianza, ha creado un agujero de corrupción capaz de sumir al Amazonas entero. Y a la presidenta se le ve altiva y desafiante, en frente de la controversia con fundamento originada por los altos cargos de Petrobras, la petrolera proveedora de fondos para los afortunados que les pillaba cerca. Esta empresa se había puesto como modelo para prosperar, y  Cuba mediante alianzas  y México imitando  su modelo habían visto por fin al luz a final del túnel. 

Tenemos otro caso patético en la figura de la presidenta de Argentina Kichner. De su mala administración cuelgan todas las desgracias del país, y, como antaño, empieza a montar el lío suficiente alrededor de sus queridas islas Malvinas, hoy en manos del Reino Unido, para  distraer al público con asuntos impertinentes, que la alejan del lugar preponderante mantenido hace sólo unas décadas.

También en la región Latinoamericana, Bachelet, recién elegida presidenta de Chile, ve descender su popularidad a pasos agigantados, en parte debido a su enfoque con la educación, suprimiendo las diferencias entre la educación privada y pública, algo que el ministro Bürt había arreglado en la década de los 90, al asignar fondos públicos de acuerdo con los rendimientos de cada plantel educativo, superior, medio y de primer nivel. De esta manera colocaba la enseñanza de Chile en el primer lugar de Latinoamérica. De esta raíz despegó  Chile en todos los sentidos.

Sin duda estas mujeres eran excepcionales, pero han dejado de lado los valores fundamentales de respeto a las personas, a su libertad, y a dirigirse hacia esa verdad que nos hace a todos verdaderamente libres.

No se trata de exhibir a las mujeres. Sucede los mismo con los hombres en el poder que han renegado de los principios con los que fueron educados: Ortega en Nicaragua, Castro en Cuba, Maduro e Venezuela, Correa en Ecuador...Y en otro estado de cosas,  en los países más desarrollados; podemos aplicar el mismo criterio a Obama de Estados Unidos o al presidente Hollande en Francia. 

Todos han decidido ir en contra de a vida, y sin ella no hay quien viva. A eso de le llama corrupción en castellano clásico.



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