Cómo ingresar y salir del Opus Dei


Solía decir el fundador del Opus Dei, que la puerta de entrada a esta institución era más bien estrecha; pero la de salida era bien amplia. 

Para entrar en el Opus Dei se necesita tener "vocación". Vocación significa "llamada"';  quien la recibe lo sabe. El Señor se lo hace saber de alguna manera        --hay muchas-- al interesado, y se precisa tener una edad mínima de 18 años. La "libertad interior" de cada persona es la mejor guía en este proceso. Nadie le puede decir qué hacer a quien quiere determinarse a seguir un camino en la vida. El papa Francisco está hablando precisamente estos días de discernimiento.

Es decir, la libertad es lo realmente importante. No se puede servir, y mucho menos amar, a la fuerza. Es muy importante la pregunta que el Señor dirige a Pedro después de la resurrección: "--Pedro, ¿me quieres más que estos?" Aunque Jesús le repite la misma pregunta tres veces, recordándole así su triple negación, seguirle es una cuestión de amor

Una escena parecida ocurre en casa del amigo Lázaro. A su hermana Marta, ocupada en mil cosas, esmerándose por atender a su Señor de la mejor manera, le recuerda que lo verdaderamente importante es "una sola cosa".

En el Opus Dei, hay quienes se han ido por la razón que sea, y, de nuevo, la "libertad personal" debe responder ante la conciencia de la decisión tomada. Nadie más. 

Pero los pecados nunca son razón suficiente para marcharse. Y como en el caso de la parábola del "hijo pródigo", cuando  el hijo arrepentido decide regresar al hogar, su padre le sale al encuentro y "lo cubre a besos". No le importa lo que haya hecho, como sí le preocupa a su hermano. Lo importante es regresar a la casa del padre. Por eso hay más alegría en el cielo por un pecador arrepentido, que por mil justos que han permanecido siempre fieles.

San Josemaría dice en el último punto de su opúsculo Camino que el secreto de la "perseverancia" es el amor: "Enamórate, y no le dejarás" --concluye--.

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