Los problemas entre la verdad y la vida

 




Las cosas están cambiando. No hay más que ver: se quiere acabar con la vida y la verdad no importa; todo es relativo. 

Se quiere trasladar el problema de la vida al orden físico de la naturaleza, y se habla de ecosistemas y de calentamiento global, entre otras nociones, cuya verdad está en entredicho.

Vemos cómo la vida y la verdad se entrecruzan desde el principio. Cuando se atenta contra la vida, se tambalea la verdad. Y cuando se ignora la verdad, la vida no vale nada. Por eso, el remedio contra los embates de la vida, se resuelve  en reconocer el "hágase" el hombre, el primer hombre de todos. Y cuando se reconoce este hecho sobre el origen de la vida se quieren poner los medios para conservarla; entonces se deja a la verdad en su sitio.

Por eso, cuando se quiere destruir la sociedad se habla de "transformaciones", es decir, un no respetar las cosas como son para poderlas conocer y, entonces, dar gracias por todo lo recibido.

Se quiere transformar la vida, y entonces se publica El segundo sexo, de Simone de Beauvoir, y de ese descontento de no aceptar agradecidos lo que somos, surge la rebelión y el remedio de todas las corrientes trans. De esta manera se destruye la verdad del hombre, y se da pie a la locura de la libertad queriendo ser lo que uno quiera, lo que no se es.

Se quiere el cambio por el cambio. El orden se integra en el capricho personal. Todo se puede cambiar, y así se asienta el "prohibido prohibir" de la revolución cultural de los jóvenes parisienses del 68. 

Por supuesto, esas pretensiones se cuelan también en la Iglesia, y hasta el día de hoy vemos brotes de cambios radicales en Alemania, por ejemplo, como si las ideas contra la fe y la tradición tan argüidas durante el Vaticano II, hubieran cobrado nueva vida, sobre todo después de ese Concilio.

No se resigan a aceptar, quienes así piensan, que, por definición, la verdad es inmutable; y que los cambios inherentes a la vida encuentran su sentido y su cauce precisamente en la verdad.

La guerra, por ejemplo, la de Ucrania y todas las guerras, se han desprendido de estas dos nociones: verdad y vida. Se quiere acabar con la vida en vez de conservarla, en nombre de los caprichos ideológicos de quien ve en la fuerza la alternativa al amor y respeto debido dal "próximo".

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