El porqué de las malas noticias
Las malas noticias no cesan. Decía en cierta ocasión un conocido experto en comunicación, Marshall McLuhan (1911-1980) por qué las noticias tienden a ser negativas. Si no lo fueran los lectores u oyentes dirían: iMira lo que me he perdido! Mientras que si las noticias son negativas, el receptor respira satisfecho diciendo para sí: iQué suerte, de buena me he librado!, y se anima a seguir leyendo o escuchando la información. Este hombre canadiense, integro, falleció en Canadá dejando a su esposa y seis hijos que esculpieran en su lápida funeraria la frase Veritas liberabit nos (Jn 8:32), (La verdad nos hará libres).
Los caminos tecnológicos se estaban abriendo camino en los tiempos de McLuchan, y la televisión amenazaba ya con erigirse en la cumbre de todos los media de entonces. Pero, iqué diría hoy con el advenimiento de la AI (inteligencia artificial), capaz de simular la presencia de los emisores en todo tipo de transmisiones!
Los receptores de noticias de todas las edades, se han acostumbrado a recibir todo tipo de informaciones y se lo toman como verdaderos porque se han difundido en cualquiera de los medios actuarles. La verdad ya no importa, es el medio el que es el "masaje", como diría nuestro amigo McLuchan, y son pocos, muy pocos, los que alcanzan a discernir si hay o no una persona detrás de las noticias recibidas.
Lo ha dicho la radio o lo he oído en televisión, son las frases comunes cuando se quiere dar crédito a la noticia recibida, por supuesto, sin ninguna mala intención. Y este es el punto: poco a poco, el mucho se va llenando de noticias que, de ninguna manera, nos vana hacer más libres.
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