Conviene rezar siempre


Hemos oido muchas veces sobre la necesidad de rezar, pero no siempre se le hace caso a esta  insinuación.

Son muchas las escenas novotestamentarias  donde se nos pide rezar sin desfallecer porque no sabemos el día ni la hora. Pero sobre todo vemos a Jesús levantarse a hora temprana, antes de salir el sol, para ir a rezar en solitario en la montaña; y cuando sus discípulos le piden enseñarles a rezar, les  propone la oración del "padrenuestro".

¿Cómo entonces un Dios todopoderoso recurre al hombre, una criatura suya, para rogarle     que interceda por una persona o una situación si quiere lograr la solución deseada?

Nuestra voluntad debe ser la voluntad del Padre. Si no fuera así, nunca se haría eso querido por nosotros. Entonces, el rezar no es para ayudar a Dios a realizar las cosas; se trata de que nuestra voluntad, por medio de la oración, se vaya acoplando a lo querido por Dios. Poco a poco, iríamos viendo la conveniencia del "abandono" en sus manos, su voluntad, para que se haga lo que él realmente quiere. De ahí nacen la serenidad y la paz, una gran paz. Descubrimos así el bien conveniente.

Sin oración acaba uno haciendo lo que le da la gana, pero no lo querido por Dios; con ese modo, quien así obra,  se aleja de su plan conducente al fin, lejos de la felicidad. 

Entonces el cielo no sería  otra cosa entonces que el abandono total al querer divino. Al darse esa identificación, se produce una felicidad inmensa, pues se transforma cada uno, sin fisuras, en el mismo Dios, gozando a lo divino, como él goza.






¿

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuando se acerca la muerte, y se piensa en el Purgatorio

La noche de las Perseidas, y san Lorenzo de Azoz

A veces se nos olvida que lo santos vivieron ---y viven--- en la tierra