¿Quiere ser feliz?: Inglés, anticonceptivos y 'fake news'

Sí, definitivamente, hay algo enrarecido en el aire.

Lend me your ears, como reclamaba Shakespeare al pueblo en Julio César: "Escuchadme". La misma petición de Yahvé al pueblo judío en el Sinaí, antes de darles sus mandatos: Shemá, "escuchad".

Estamos bajo los auspicios de personas descreídas, pero con encargos y poderes políticos y económicos, capaces de mover en mundo entero, como nunca antes en la historia. Entonces, Lend me your ears.

La felicidad ya es por fin algo al alcance de la mano. Los grandes pensadores de la humanidad se las han visto y deseado para darnos una definición aproximada de este deseo universal, si bien los vendedores y mercachifles del comercio la ofrecen en cada una de sus mercancías. Quizá animado por esta pauta, y por la prisa de encaramarse a las cimas del desarrollo, el Secretario de Educación Pública de México, Aurelio Nuño, ha encontrado en el inglés el secreto para que "niños, niñas y jóvenes tengan las herramientas para ser felices y competir exitosamente en el siglo XXI". Casi nada.

Pero, para quienes desconfíen de esta propuesta venida de un país de escasa reputación en estas lides, ahí les va otro Shema, ahora de una voz femenina, forrada de millones: Melinda Gates. Si quieren "progreso social y el desarrollo de los países", "los anticonceptivos son una de las mayores innovaciones contra la pobreza que jamás hayan existido". Por eso, la ONG "creada junto a mi marido, Bill Gates",..."para ampliar el acceso a los medios anticonceptivos como los implantes y los inyectables", y que haya "reservas cuando se necesiten".

Es decir, asegura a los jóvenes entre los 15 y 19 años, su insistencia en seguir copulando, pero libres de "embarazos" con "consecuencias devastadoras". Así contribuirán a "impulsar el desarrollo de su país".

A la fiesta prevista por estos personajes, falta la presencia de Zuckerberg, el dueño y creador de Facebook. Sin ser periodista, sin contratar a informadores profesionales, ha creado la mayor corriente de noticias a nivel global, y se está "forrando" con la publicidad de sus empresas. No se verifica la autenticidad de lo difundido, pero se cura en salud por medio de los "algoritmos" aplicados a los millones de noticias, sin importar su color o sabor, ni quién las recibe. Luego, así le  dan razones para enfadarse con sus fake news al todopoderoso Trump.

En resumen, si usted sable inglés, usa anticonceptivos (sobre todo si se los proporciona a sus hijos o a los jóvenes en las escuelas), y lee  las fake news (noticias falsas) de a diario, va a ser inmensamente feliz.

Si Platón, Aristóteles, san Agustín, Tomás de Aquino y tantos sensatos, sabios  y santos pensadores levantaran la cabeza, no se creerían el grado de estupidez reinante en muchos de quienes rigen la sociedad de alguna manera.





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