Comienza el año. Es cuestión de tiempo. Los cambios personales pensados se quieren practicar desde el principio de enero. Pero al querer no siempre le sigue el deseo. Hay cosas que nunca cuestan y sin embargo escasean en la convivencia. Por ejemplo, trata de sonreír aun a quienes, fastidiosos, no ponderan siquiera el valor de un gesto sin aparente esfuerzo. Con una sonrisa uno se siente admitido, acogido en la vida social. Puede ser la puerta de entrada a la convivencia y a la confidencia tan necesarias a veces para afianzarse en el grupo pues se entiende como una muestra de cariño incipiente, capaz de abrir las puertas a una amistad más fecunda, a quien se sentía solo. Dar las gracias es otra manifestación de aprecio a la persona por un detalle recibido, quizá muy pequeño, pero ahí es donde se acerca uno al otro al abrirse por encima de lo material. Pero sobre todo, dar gracias porque hemos recibido el don de la vida a quien nos sostiene en el ser y nos esper...