¿Por qué en el mundo reina la indiferencia: Hoy no se asocia el amor con Dios
Todos hablan de amor, pero se deja a Dios de lado.
Quizá se ha olvidado que Dios es amor. Es imposible sin Él, llegar a éste.
Por eso, cuando el amor está presente, la amistad verdadera perdura, y el matrimonio es para siempre. Lo mismo cuando se tiene la llamada de una vocación: es un reclamo amoroso de quien te quiere cerca de sí.
Andar por la vida descuidando el amor se torna en una soledad continua en medio de centenares de comedidos que se pudieran tener. Las mil y una actividades son vanos reflejos de una compañía efímera, que no llega ni nace del corazón.
No hace falta ir muy lejos para darnos cuenta de la profunda soledad arraigada en la vida de las grandes figuras populares. Cuando aparecen en público lo hacen rodeados de multitudes, pero al final del día están tristemente solos. Nadie les espera en sus recorridos diarios, nadie con quien compartir su vida, sus pensamientos, sus metas. Caen en las manos de un modisto famoso y a él le prestan atención para vestir en público lo que él dice que se lleva.
Pero Dios nunca abandona a su criaturas. Nos puede pasar como a san Agustín, que buscaba a Dios por todas partes hasta que descubre que está en su interior. A él le condujo el amor hasta dar concreción a su búsqueda.
Es el amor, y solamente el amor, lo que da sentido a la vida. Y como Dios es amor, sólo en encontrarle resuelve la posibilidad de amar a nuestros semejantes. De ahí nacería la paz, el fin de las disputas y las guerras.
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