Delicadeza en el trato


Cuando se oye hablar al presidente Trump, no cabe la menor duda: lo que dice es lo que quiere decir. Otra cosa distinta es mantenerse en el juicio de lo dicho. Golpea duro, y se pilla desirviendo al interlocutor. Pero cuando quien escucha, sacado de quicio por la forma clara, dura, desarma al contrario y, sin saber cómo conviene reaccionar, muchos se abandonan, tarde o temprano, a las reglas del juego impuestas por el ser presidente de Estados Unidos.

Pero si vamos observando las múltiples amenazas del señor Trump, al cabo de un tiempo, corto, acuerda con sus interlocutores introducir una "pausa" en el proceso y, más adelante, se abre una nueva negociación con una bajada de los porcentajes de interés señalados por el magnate a quien no le importa seguir diciendo sobre la permanencia de las amenazas y la creación de otras nuevas a diferentes países. SE quiere apropiar de Groenlandia, de alguna manera propiedad de Dinamarca aunque con ciertas reservas de independencia; los derechos sobre la franja de Gaza para determinar un futuro desarrollo a su estilo; y ciertas prerrogativas sobre algunas tierras en Ucrania debido a la presencia de minerales convenientes para algunos desarrollos estadounidenses. Es decir, la formula empleada por Trump es: "te ayudo, pero quiero estas concesiones".

Nadie sabe en dónde va a parar este especie de asalto, aunque Europa ha tenido que asumir los costos de su propia defensa, dejados anteriormente casi en su totalidad en manos de Estados Unidos; Israel se distingue de su presidente Netanyahu y el mismo pueblo judío ya no está de acuerdo con la serie de asaltos destructivos e inhumanos perpetrados por él; y la conveniencia de Europa de tomar partido por la paz de Ucrania., algo dejado casi de lado en los tres años pasados.

Y no nos metemos a considerar el manotazo propinado en público por su mujer Brigitte al presidente francés hace un par de días, quien fue su profesora de Literatura cuando estudiaba en Amiens en un colegio de jesuítas. Divorciada y con tres hijos, 24 años mayor que él, se acabó casando con su alumno predilecto...Tal vez era la manera "delicada" que esta maestra solía tratar a los alumnos cuando no se compraban como ella quería.

 







Comentarios

Entradas populares de este blog

Las ventajas de ver lo bueno de los demás

El Imperio Británico no tiene amigos o enemigos: sólo tiene intereses

Lo difícil de ser abuelo