Un nuevo día es la gran oportunidad

Amanece. La luz se filtra por las cortinas e ilumina los aposentos. Se vislumbra así un nuevo día. Suena el despertador y la duda de cada mañana sobre si ya se acerca la hora de comenzar de nuevo se disemina con  un salto de verdad desde el lecho y un pensamiento agradecido por  poder hacerlo solo, sin ayuda, ofreciendo todo el día.

Un día más no es cualquier cosa. Se trata de un regalo de quien no corre el tiempo en su hacer. Sin merecimiento alguno, vemos el destello de la esperanza para poder ejercer con trabajo constante el cariño a las  familias, amigos y a quienes se abren a nuestro saludo diario en la calle y en el lugar de trabajo.

Dejar un recuerdo de amabilidad y preocupación por los demás. Es nuestro mejor regalo. El mundo, los más cercanos a nosotros, esperan un trato social de semejantes. Somos seres en relación, y nadie merece ser distanciado por los recuerdos malquistos de ayer. Al contrario, acoger es el nombre del juego. Eso no significa olvidar. La memoria no desestima a nadie pero no olvida. Es la voluntad, el querer o no de cada uno, el mecanismo de acercamiento o de rechazo del próximo.

A un vecino solía verle en la misa dominical. Pero dejó de asistir después de la pandemia. Nos hemos encontrado alguna tarde durante mi paseo diario alrededor de la colonia. Nos caemos bien y aunque sea desde su ventana me envía un saludo. Hoy me ha sorprendido al frenar su coche cuando yo iba a cruzar la calle con mi perro. Después del saludo inicial, a él y a su esposa, le pregunté una vez más por su prolongada ausencia de la misa. Se echó a reír, también su esposa, y me llamó bromeando "pecador". 

Al despedirse me quedé pensando en el evangelio de ese día, donde Jesús decía claramente, durante el banquete ofrecido por Mateo a raíz de su decidido seguir al Señor, que el había venido a buscar a los pecadores, pues algunos fariseos presentes le acusaban de juntarse con publicanos y pecadores. 

Me dio alegría al pensar en esta escena y la llamada de mi amigo en el camino. Como pecador, Jesús viene a quedarse muy cerca porque reconoce nuestra necesidad de ayuda. Esto impele a salir a los caminos y encontrar a los amigos de paso para contarles el sentido de esta escena.




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