¿Qué está pasando con la vida?
Cada año se sacrifican 71 millones de niños no nacidos por medio del aborto.
No en vano la sociedad apenas dice algo, silencia, acostumbrada como está a las muertes debidas a la guerra y a la violencia de todo tipo en las ciudades. Nos estamos acostumbrando a las estadísticas de la muerte, y se pasa de página cuando se cubre alguna noticia sobre quienes defienden la vida.
Por una u otra razón, se llama "libertad" de conciencia al privar de la vida incluso a los aún no nacidos; y se les tilda de radicales opresores de los derechos humanos a quienes objetan tales prácticas.
Mientras, la provocación sexual, las relaciones íntimas entre los no casados sin consecuencia alguna en caso de una sorpresa no querida en el intercambio placentero con consecuencias. Quitar la vida a "eso" que va a venir es, se dice, un derecho legítimo de las parejas, pues la ley en muchos casos ampara, para educar impune, el crimen de un ser humano.
Algo anda mal, bastante mal, en la sociedad, en la cultura donde tales casos acaecen. En primer lugar destaca el destierro de Dios como una invención impuesta por quienes controlan la moral de los pueblos. Se quiere hacer compatible la noción de libertad y el crimen...por alguna razón. Las razones son fáciles de inventar dada su latitud de miras sin cortapisa alguna.
En segundo lugar, la búsqueda del placer sin compromiso alguno se convierte en un primer objetivo en la agenda aunque se juegue con la vida de un inocente indefenso. Eb tercer lugar, se silencian las voces de las conciencias de quienes han violado el derecho de respetar la vida ajena. En cuarto lugar, en colegios y escuelas se enseña desde la infancia cómo hacer, cómo comportarse sin temor alguno, con las personas del sexo contrario. Incluso se enseña la posibilidad de cambiar de sexo si a uno le apetece esta modalidad "trans".
En fin, cuando se saca a Dios en el planeamiento de la vida, surge todas suerte de aberraciones para la persona y para la sociedad. Fue papa Juan Pablo II quien en uno de sus últimos escritos declara a la familia como la columna básica de la sociedad, y, por tanto, digna de todo respeto en cada uno de los pasos que llevan a las relaciones sexuales.. dentro del matrimonio.
Cuando se salta este aparatado básico, la sociedad se desploma y parecen toda suerte de crímenes. Parece no quedar claro el punto de la "otra vida", donde se pagan por toda la eternidad los crímenes cometidos en ésta, cuando falta el arrepentimiento debido.
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