No puede vivir con gusto quien tiene mala intención
La vida es un gran regalo y de este hecho sólo deberían nacer buenas intenciones y deseos, pues la ira de hermanos, ira de diablos. Es decir, haz el bien y no mires a quién.
Y los hombres todos lo somos, de hecho, hermanos. vale la pena el dicho "haz vivo lo que quieras haber hecho cuando mueras".
Lo cierto es que por cosas de la vida, la conducta humana, bien por pensamiento, palabra obra u omisión, se aparta de su creador, y, por consiguiente, de sus hermanos los hombres, a quienes empieza a ver con recelo o envidia.
Al actuar así, no puede vivir tranquilo pues la sospecha empieza a gravitar en su alma. Esquiva a quien le parece molesto por alguna razón, y empieza a vivir su vida a su aire, despreocupándose de su "próximo".
Es muestra clara la muerte de Abel a manos de su hermano Caín, como ocurre después de esta primera pareja de hermanos a lo largo de la historia. Recelos, envidias, acaban manchando la convivencia entre quienes poseían el mundo entero.
Y como si fuera natural, algo llevado en la sangre, así se han transmitido por generaciones hasta hoy, las diferencias entre familias, amigos y en las formaciones sociales, dando lugar a arrebatos y guerras sangrientas donde lasa mujeres y niños reciben la peor parte.
Las intenciones que corroen el corazón del hombre, dejan huellas de profundo arraigo que se pasan a los hijos, vecinos y familiares. Y este es el clima donde estamos viviendo hoy. Llama la atención cómo Judas, uno de los discípulos elegidos por el Señor, lo vende por unas monedas a quienes querían darle muerte, debido a unas intenciones rumiadas en su corazón por largo tiempo.
Es en el corazón en donde se gestan todos estos malestares, si no se atiende su extirpación pronto, al nacer, pues el diablo aprovecha todos estos brotes para crear y ahondar más las divisiones en la familia y la sociedad, tal como nos enseñan cada día los media, como si no hubiera otros asuntos de más incumbencia que tratar.
Quitar del corazón esos brotes en su inicio es tarea de cada quien, para que el mal no prolifere en este mundo donde apenas estaremos unos días, olvidándonos con frecuencia de la eternidad que nos espera después, a la hora de la muerte, inexorable.
Aprender a vivir como hermanos, ya desde el principio, desde, donde se dan los primeros años de colegio donde los ataques ente niños se dan cada vez con mayor frecuencia.
Después suele ser tarde, pues las acciones no siguen a esa buena intención.
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