San Antonio: bueno pa´ todo

En los albores del siglo XIII, apenas con cinco contaba el niño de familia noble lisboeta cuyo nombre como fraile franciscano iba a cimbrar los siglos con su sabiduría y santidad. Doctor de la Iglesia, canonizado solamente un después de su muerte en 1232, y un sin cuento de milagros realizados desde entonces. En todo el mundo al nacido como Fernando se le conoce como Antonio, y al natural de Lisboa, Portugal,  como si de Padua fuera. Y se quedó para siempre con el Niño Jesús en brazos, una instantánea real de su vida, enternecedora si alguna.

Su prestigio com predicador pasa las fronteras de su tiempo. Pocos años después de su muerte, de su cuerpo enterrado sólo quedaba la lengua de quien en vida se le llamaba "doctor evangélico".

San Buenaventura, también pionero en la orden de frailes menores, le compuso estos versos, conservados por la piedad popular hasta hoy:
Si buscas milagros, mira:
Muerte y error desterrados,
Miseria y demonio huidos,
Leprosos y enfermos sanos.
El mar sosiega su ira,
Redímanse encarcelados,
Miembros y bienes perdidos
Recobran mozos y ancianos.
El peligro se retira,
Los pobres van remediados;
Cuéntenlo los socorridos,
díganlo los paduanos.

Entonces, si usted va por Lisboa y acierta a pasar por el lugar de su nacimiento, no se le ocurra nombrar al de Lisboa como si de Padua fuera: no se lo perdonarían los portugueses. Y si a san Antonio le quisiera pedir algo, no vacile, porque para todo es bueno este santo, considerado el más taumaturgo de la historia.

Se celebra mañana, 13 de junio, aunque no sea martes (sus devotos le honran especialmente este día de la semana), fecha de su muerte.





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