Miedo a la libertad







Gran parte de los problemas actuales tienen un origen común: el miedo a la libertad.

¿Pero, cómo puede ser tal cosa, si desde hace siglos, desde el XVIII, se cantan loas a la libertad? Podríamos decir lo siguiente: estos cantares nacen del "miedo". Los miedosos son quienes con sus melodías, como las sirenas de Ulises, esconden en los repliegues sus intenciones de devorar al hombre.

Esas intenciones no se pueden hacer explícitas, no tanto por las intenciones en sí, sino por los miedos del hombre. El miedoso nunca va de frente ni en sus palabras ni en los hechos. Su caldo de cultivo es la "mentira". Por ejemplo, son muchos los partidos políticos con diversidad de nombres aparentando "ser", pero sin serlo; todo es negociable si se gana "poder". Lo anunciado en las campañas para ganar el voto, se diluye después en la trastienda sin el consentimiento de los votantes.

El "amigo de la verdad" no tiene miedo, aunque sufra la condena y burla de sus pares. Para ello se requiere contar con la colaboración de los demás con el fin de resolver los problemas sociales, cuya magnitud supera la capacidad de uno o unos pocos para resolverlos. 

Radical es quien no colabora en el planteamiento y solución de los problemas. Ël sabe de caminos fijos, inalterables, para soluciones complejas. Marx tocaba puntos clave de las endemias sociales, pero se callaba o yerra en las propuestas para romper el cerco de la infección. Por ejemplo, La solución de quitar a quien tiene para repartirlo entre los desposeídos, topa con la movilidad de los recursos, y acaba siendo la situación más grave al instrumentar tales ideas sin ocuparse de "multiplicar" los recursos existentes.

Sujetar, controlar, da la impresión, falsa, de seguridad en el futuro sin temor a equivocarse. Sin embargo, esa postura no "multiplica" los recursos existentes y la "libertad" se agrieta. México presenta ahora un caso de libro. Para constreñir la desigualdad se quiere acabar con la corrupción. Entonces, se controla el gasto público recortando los presupuestos y así evitar la dilapidación de los recursos siempre escasos. Como consecuencia, crece la inseguridad y se retrae la inversión privada, generadora de empleo. Por tanto, la libertad de emprender, de "multiplicarse", mengua; y aumenta, sin embargo, el libertinaje.

Ocurre entonces, cuando la verdad de una situación no se acaba de encarar  con el concurso de todos, la libertad languidece y se producen abrojos y no cosechas. Entonces, el miedo a la libertad está en el origen de buena parte de los problemas personales y, como consecuencia, sociales. 

La libertad es una conquista personal; no se puede dar o quitar desde afuera. Conforme se va descubriendo la verdad, y la hace uno suya, entonces se debe determinar la voluntad a realizar aquello visto intelectualmente. El "borreguismo", aun en las personas de buenas
intenciones, se da por seguir a un pretendido líder, sin reparar si sus propuestas encierra aunque sea una pizca de verdad

Seguir, sin pensar, es de borregos. Por eso Machado (Antonio), solía decir: la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero.




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