Morir sin apenas comenzar a vivir


Santa Teresa de Jesús (1515-1582), nacida como Teresa Sánchez de Cepeda y Ahumada.



Acaba de ocurrir. El esposo de la hija de un buen amigo, casado apenas hace un año, entrega su vida en medio de un maratón. Sin haber concebido un hijo, deja a la esposa y se marcha a la casa del Padre.   

Quien nos da la vida sabe más. No hay razonamiento humano capaz de explicar esta y otras situaciones, pero sabemos que es para bien lo que ocurre.

Conozco a un par de matrimonios con casos muy similares.  Contrajeron nupcias de nuevo, tuvieron hijos y hoy son dos ejemplos de vida matrimonial, por su cariño mutuo y feliz vida como esposos y padres de familia.

Es muy distinto cuando la pareja se rompe por algún motivo, olvidando su promesa de ser fieles hasta la muerte. Aunque a veces, una de las personas, después de sufrir una serie de infidelidades, tuvo que separarse del marido, si bien nunca consintió en el divorcio, y fue capaz de ser feliz dentro de tan radicales irregularidades.

El dicho dice sobre la conducta divina de "escribir con renglones torcidos". Esa es la visión humana de las cosas divinas. Dios siempre quiere lo mejor para el hombre, por muy disparatado que parezca,   tal como ocurrió en Calvario, permitiendo la muerte ignominiosa de  su hijo a manos de quienes eran el pueblo elegido.  

Se llega a un momento donde sólo el amor esconde tanto sufrimiento, al punto de que el hijo piensa haber sido abandonado por su Padre.

En fin, las cosas de Dios son suyas. Sus planes no se entienden con el razonar         humano, pero sabemos, aun en medio del sufrimiento, que Dios es amor, que nos quiere con toda su alma, y por eso nos puso en este mundo.

La vida de los santos, es un claro testimonio de este proceder. Santa Teresa de Ávila, por ejemplo,  nos cuenta que en una de las muchas contrariedades sufridas, le reclamó al Señor su proceder. La respuesta vino muy clara: "Así trato yo a los que quiero". Y la santa, que no tenía pelos en la lengua, le contestó: "Por eso tienes tan pocos".

Ese trato es el que a veces no entendemos. Pero, ...¡¡vale la pena!!

                            

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