Vivir en paz



Altamente recomendado.


Todos quieren la paz...en principio.  Sin embargo, no cesan las guerras en tantos lugares y  naciones enteras, Pero sobre todo hoy son las familias los principales puntos de conflicto en el mundo entero.

No deberían extrañarnos por tanto, las combates entre Rusia y Ucrania, las agresiones de Israel y sus vecinos, por solo citar algunos sitios donde la destrucción y la muerte no cesan, y donde se gastan cifras exorbitantes en material bélico, cantidades superiores a las  del producto interno bruto de muchos países.

Las guerras de antaño duraban años, siglos, pero las víctimas de aquellos enfrentamientos eran nada comparados con los de la llamada Gran Guerra, o I Guerra Mundial, donde se calcula la muerte de más de 9 millones de militares y cerca de 7 millones de civiles, algo jamás visto. De hecho, entre 1914 y 1918 entraron en guerra bruna parte de los países europeos, y basados en los resultados de  otras guerras del pasado y el auge de las nuevas armas de combate creyeron que los conflictos acabarían con prontitud. Error craso. No sólo eso sino que se extenderían a Oriente Medio, Asia, África y el Atlántico. Por diversas razones, acumuladas durante años, y el asesinato a manos de un servio del Archiduque Francisco Fernando de Austria y su esposa Sofía el 28 de junio de 1914, comenzaron los enfrentamientos entre imperios, naciones  antiguas y nuevas que iban a durar cuatro años. Luego vendría la II Guerra Mundial donde intervendrían la mayoría de las naciones del mundo un conflicto entre 1939 y 1945, donde se calculan entre 40 y 50 millones de muertos, con Rusia a la cabeza de vîctimas y entre ellos más de 5 millones de judíos.

No hemos aprendido. Se comienza un conflicto con ánimo de superar los problemas y de ser breve, sin graves consecuencias, pero se complican los escenarios  para dar paso a los años y a  millones de muertos. Esto nos enseña el valor de "vivir en paz", procurando resolver los problemas en el camino, antes de que el juez dicte sentencia, tal como Jesús recomienda en sus enseñanzas evangélicas a los discípulos. Es decir, el amor al prójimo (próximo) es el camino a seguir frente a las provocaciones y amenazas ocurridas en nuestro trato personal, primero, en la familia; luego, con amigos y compañeros de trabajo; y también en la calle en medio de las agresiones de conductores y transeuntes.

Hay que hacer esfuerzos para aprender a querer, a amar al prójimo, sin ceder nunca a las tentaciones de la iracundia en el trato con los demás, antes de que surja la guerra.


 


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