Tiempo de Navidad, sin olvidar a la Inmaculada ni a la Guadalupana
Tiempo de Navidad.
Sí, pero este tiempo de esperanza se ve sembrado de fiestas inolvidables, ccm si no quisieran dejar sola a la celebración del tiempo navideño.
Se trata, en primer lugar, de la fiesta de la Inmaculada, una fiesta desde 1854 cuando el papa Pío IX confirmó el dogma de María como quien fue concebida por su madre santa Ana sin el pecado original. En España, debido a la insistencia secular sobre este privilegio mariano, el Papa les concedió el poder usar en la liturgia de esa fiesta ornamentos de color azul, un color no considerado entre los aprobados por la Iglesia.
Otra fiesta, nacida en México, se conmemora la aparición de la Virgen en el cerro del Tepeyac el 12 de diciembre de 1531 al indígena (ahora santo) Juan Diego. Gracias a ello su conmemoración se extendió a toda América y a las Islas Filipinas, de cuyos pueblos es Patrona. Durante la celebración actual de la Virgen de Guadalupe acuden a su Basílica alrededor de 13 millones de peregrinos provenientes de todo México y del mundo para rezar ante la "Morenita", cantándole himnos y llevándole ofrendas de flores y velas. La historia de estas apariciones aparece en el texto Nican Mopohua (que significa "Aquí se narra"), el más antiguo sobre la historia de las apariciones de la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac, escrito en náhuatl por Antonio Valeriano pero con caracteres latinos.
Los santos Eloy, Francisco Xavier, Nicolás, Ambrosio celebrados en estos primeros días de diciembre han acompañado siempre a esta excelsa y cariñosa Madre de todos los mexicanos y de quienes en ella confían.
Ella siempre escucha porque como le dijo a Juan Diego, "¿No estoy aquí que soy tu Madre?"
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