¿Qué hacer en tiempo de Navidad?

Los oscuros orígenes de la Navidad


El tiempo pasa volando, pero el de Navidad, más deprisa todavía. Por eso debemos planear que hacer en estos días de preparación y en los de estas fiestas.

En primer lugar, uno se debe disponer de acuerdo a fechas, para no encontrarse en la cola de un avión o de un almacén sin saber cómo se ha ido a  establecer en una situación incómoda de difícil salida.

En segundo lugar, preparar el ánimo para sonreír en los encuentros con toda suerte de gente, en especial, aquellos familiares cuya presencia va a ser constante en estos días.

En tercer lugar, además del intercambio de regalos en los días señalados procura pensar en los gustos de cada quien, sobre todo en el trato. Date tú mismo en los encuentros diarios con los más cercanos en aquellos detalles que sabes que les produce especial contento. Por ejemplo, aquellos programas de televisión cuyo contenido les agrada aunque ello suponga una contrariedad para tu. Asimismo, ofrecer, tener preparados, los dulces navideños que les agradan más o cocinar, si fuera el caso, los platos más deseados por tus invitados. Evitar las conversaciones o comentarios que pueden provocar controversias innecesarias. No tener referencias a personajes cercanos o políticos cuya mención suele traer discrepancias inútiles...

Dicho sea de paso, el tiempo navideño es, desafortunadamente, el menos propicio pero  el más dado a riñas o disputas familiares con consecuencias negativas a largo plazo.

Vale la pena, sin embargo, hablar del sentido de la Navidad, del porqué hemos puesto un Belén en casa, o sobre algunos detalles  que se suelen usar parar decorar los lugares de convivencia o las calles. 

En última instancia, la Navidad puede ser la ocasión de treparse para recibir al Dios hecho hombre, que viene en tu busca para salvar tu alma; y de paso, sirve para que a raíz de este encuentro se contagie de su amor en los sacramentos de la confesión y de la eucaristía de tal manera que ese amor se contagie en el trato con los demás, quienes, quizá, no han oído jamás estas menudencias que acabamos de considerar.

iFeliz Navidad!



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