La alegría de vivir la Navidad en familia
La familia siempre es un alivio y, como decía San Juan Pablo II, el fundamento de la sociedad. So quitamos este pilar la sociedad se desploma, y, desgraciadamente, no faltan ejemplos de esta case, si bien, y gracias a ello, también aletean los casos para bien.
Leía, no hace mucho, cómo en un país de fuerte raigambre católica como sería el caso de España, un 41% de padres de colegios católicos se declaran de izquierdas. Mientras el 5.5% de hogares monoparentales se da en los colegios católicos, en los no católicos este porcentaje alcanza a un 8.5%, y las parejas de hecho son el 18.3% en los colegios católicos se da un 26.4% en los no católicos. Estas cifras, según se sabe, representan bastante bien a la sociedad en general.
Así, poco a poco, se ha sustituido el deseo de "feliz Navidad" por el genérico de "felices fiestas", y se han producido series enteras de televisión donde se habla de decoraciones y se muestran pinos donde no cabe un detalle navideño. En las casas se habla del intercambio de regalos, cenas y citas de adultos con hijos de matrimonios rotos, pero jamás se menciona nada referente al verdejo sentido la Navidad, y, mucho menos la presencia de un nacimiento en el hogar o en los lugares públicos. De la misma manera, el comercio, los grandes almacenes y las celebraciones todas se sirven de estos días para un alegrarse sin un sentido religioso. El punto más destacado de estas celebraciones se suele dar en le cambio de año, donde lo importante suele ser vestido (si así se le puede llamar a los casi desnudos mostrados por las protagonistas) y los disfraces del público que suele acudir a estas manifestaciones.
En fin, poco a poco, al ir menguando el tono familiar de la Navidad, allí donde se dolían reunir varias familias para celebrarla, ahora, en muchos casos, la soledad ha venido a cambiar el ambiente y el sentido de estos días en algo según la realidad de hace un par de miles de años en la ciudad de Belén.
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