¿En qué consiste el buen fin?


No podemos cesar de admirarnos al ver la  sagacidad  de los promotores de  ventas en estos días llamados del "buen fin", si bien cada época del año tiene sus modos de conquistar el corazón y la mente de los compradores.

Pero el verdadero "buen fin" se refiere no a las compras con descuento especial, sino  al rédito producido por las buenas obras realizadas con el don regalado a cada uno al recibir la vida. 

No se trata de comprar sino de rendir cuentas del capital recibido. Y en ese momento no hay vuelta atrás. La recompensa o castigo se dan en proporción al buen uso de lo recibido. El cien a quien rindió cien; cincuenta quien rindió la mitad; pero a quien guardó lo recibido sin tratar de invertirlo siquiera para lograr un incremento del capital, a ése, se le dará un terrible castigo.

Pocas veces se le ve a Jesús definir tan radicalmente el comportamiento humano. Estamos aquí para "producir", yendo a todo el mundo diciendo la dicha de haber sido creados y redimidos para gozar durante toda la eternidad. Pero hay que salir del estancamiento de la comodidad y enseñar a todas las gentes las ventajas de invertir en el camino enseñado por el evangelio.

Entonces, el ´"buen fin" depende no de acaparar las cosas de este mundo pensando que en ellas nos va la felicidad; por el contrario, el fin bueno consiste en desprenderse de las cosas materiales y ayudar a los demás a alcanzar su fin porque es bueno, ayudando siempre a los demás con la sana doctrina adquirida en el día a día por medio de las lecturas pertinentes de tal modo que no dudemos jamás de las enseñanzas de la Sagrada Escritura y del Magisterio de la Iglesia, sobre las que hay gran confusión, ruido, debido al "relativismo" reinante en todos los órdenes del pensar y del quehacer humano.

No podemos quedar en entredicho frente a aquellos que dicen "no tengo a nadie" que se ocupe de mí, paralítico por tantos afanes, porque no hemos sabido o querido ayudar a quienes pasan por nuestro lado y necesitan de esa palabra que podría animarlos a cambiar de vida con entera libertad.

En esto consiste en verdadero "buen fin", al que estamos llamados a contribuir desde que el Señor, justo ante de sus partida a los cielos, nos invita con voz impelido a  "ir por todo el mundo y decidles de cuento os he dicho".


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